La televisión

Todos estamos de acuerdo que la televisión es un medio de aprendizaje, la diferencia es que mientras para algunos es buena y casi todo vale, para otros los contenidos son nocivos e inapropiados especialmente para los niños y los jóvenes. Los niños aprenden de la televisión casi todo, lo bueno y lo malo. El gran problema es que hay muy poco realmente bueno y mucho realmente malo. Cuando decimos malo hablamos en el sentido más amplio de la palabra. Desde muy pequeños los dejamos frente al televisor a modo de “canguro digital” sin saber lo que están viendo y escuchando. Para colmo de males, no solo es malo lo que ven y valga la redundancia, si no que además se pasan muchas horas de exposición al lavado de mente, que se efectúa por medio de la televisión. Debe de saber que están preparando a nuestros hijos para que sean rebeldes, consumistas, egocéntricos, violentos, sádicos y desviados sexuales entre otras cosas. Se están dando casos de violaciones de menores, por parte de otros menores, con la consiguiente alarma entre los padres con hijos e hijas en edad escolar. Les ha preguntado alguien o saben los expertos ¿Cuánto tiempo pasaron viendo la televisión y que tipo de programas? Tal vez nadie se hiciera esa pregunta pero es urgente hacer un estudio serio, de la influencia que tiene la televisión en el comportamiento de los niños y los jóvenes.

Otro punto de referencia y que nos preocupa profundamente es la situación que viven los colegios de violencia, de drogas, de enfermedades contagiosas y de una enseñanza basada en un humanismo ateísta, que tal vez sea un de las más peligrosas pandemias. Si la televisión es mala, el sistema educativo de muchos países, es tan nocivo como la propia televisión. Las agresiones con resultado de muerte, en el contexto juvenil, alarman y conmueven a toda la sociedad. Suena catastrófico pero en realidad es peor de lo que parece. El sistema educativo en muchas partes del mundo moderno, está haciendo aguas. A pesar del gran esfuerzo que algunos gobiernos hacen por mejorar la educación de sus ciudadanos, los diseños curriculares no logran que sus objetivos teóricos, concuerden con la realidad de lo que sucede en las aulas.

El fracaso escolar alcanza cotas dramáticas y muchos jóvenes engrosarán las filas del paro sin formación y sin educación. Cuando se edifica sobre una base inestable, lo que se construya estará en alto riesgo de venirse abajo. La Escritura nos enseña que cuando vienen las tormentas, todo lo que se edifica sobre la arena se destruye. El moderno sistema educativo, en general está edificado sobre las arenas movedizas de teorías tales como la evolución de las especies, entre otras erradas enseñanzas. Para colmo de males son consideradas “ciencia” en contraposición con la enseñanza de la Escritura, que el universo y todo cuanto existe fue creado por Dios. Ni siquiera se considera la posibilidad de presentar la Creación como si fuera una teoría, lejos de ello se excluye toda referencia a la misma. Evidentemente esto es solo un punto de la multitud de enseñanzas que están afectando a toda la sociedad en general y a la escuela en particular. Ni la psicología ni la ciencia moderna, han logrado contestar a las grandes preguntas que el ser humano tiene y que necesita contestar en su fuero interior. ¿De donde vengo? ¿Por qué estoy aquí? y ¿A dónde voy?.

La falta de respuestas son las bases donde se edifican muchas de las teorías educativas de nuestro tiempo. Los niños y los jóvenes no encuentran la motivación ni la visión de futuro para estudiar. Los propios maestros están frustrados, ante la situación de mala relación entre los alumnos y ellos. Las agresiones a los propios maestros van en aumento, causando números bajas laborales. Muchos de ellos enferman psicológicamente y tienen miedo de ir a las aulas, donde la violencia alcanza niveles insoportables, tanto para alumnos como para los maestros. Lamentablemente solo estamos al principio de la descomposición del moderno sistema educativo, que el mundo impone de forma obligatoria, si no que además la televisión satura de ideas nocivas y falsas la mente de los niños y los jóvenes. Las posibilidades de que nuestros hijos sean correctamente motivados, enseñados y educados en la moderna escuela y por el “moderno sistema educativo”, está muy por debajo de lo deseable. Al carecer de verdaderos valores, lo que se enseña no tiene fuerza, para instruir y modelar el carácter de los niños y los jóvenes. La rebeldía en los jóvenes aumenta en cada curso y la falta de valores hace que cometan terribles actos de violencia contra sus propios compañeros. Los niños y los jóvenes prefieren la televisión a cualquier otro tipo de aficiones, con excepción de los juegos de ordenador que son un apéndice de la misma televisión. Lo que no han conseguidos los maestros en muchos años de duro esfuerzo, lo consigue la televisión en muy pocos años, trasformar a los niños, pero en este caso para su perjuicio. Todo parece indicar que televisión y ciertos sistemas educativos se alían para crear bajo su tutoría, los que mañana serán partes de la estadística de parados sin formación de muchos países.

Como padres tenemos que supervisar escrupulosamente lo que ven nuestros hijos y el tiempo que ven la televisión. No deje a sus hijos solos ante el televisor, es tan peligroso como dejarlos ante una jauría de animales salvajes. No ponga en peligro a sus hijos y a su familia, exponiéndolos a una televisión pensada, para que ellos no piensen. Cuanto más televisión ven, menos visión de futuro tendrán nuestros hijos. Anime a sus hijos a aprender de la naturaleza que Dios ha creado. Desde pequeños, enséñeles a ser creativos, recuerde que tenemos un Dios Creativo. Enséñeles música, a pintar, a trabajar con sus propias manos. Hágales participar de los trabajos de la casa, que entiendan que tienen que cooperar por el bien común de todos. Enséñeles a plantar, es muy probable que en algún momento, necesiten cultivar sus propios alimentos, para su sustento y para ayudar a otros.

Ante esta situación insostenible es preciso volver a las Raíces de la Fe y a la Cultura del Reino de Dios, donde la enseñanza se efectúa en la Bet HaKeneset y en la familia en estrecha colaboración. ¿Podremos con este reto? ¿Seremos capaces de demostrar y demostrarnos la importancia de instruir a los niños con los valores eternos de la Escritura? Necesitamos establecer un sistema educativo en nuestras Congregaciones acordes a los valores que profesamos, para que además sirva de referencia a este mundo sumido en tanta oscuridad, aun gozando los más modernos adelantos. La tecnología que no sirve para hacer el bien, formar y enseñar, acabará destruyendo la mente de muchos. En un hipotético concurso de tecnologías modernas, la televisión se llevaría el segundo premio, pues ciertamente es tan mala, que no podrían darle el primero de los premios. Nos gustaría saber su opinión al respecto del presente artículo, escríbanos si es tan amable.