El uso que le damos a las redes sociales

La influencia de los medios de comunicación en general, y de las redes sociales en particular, ha cambiado la percepción del mundo en el que vivimos. Las noticias se producen en un cierto momento y al instante se da a conocer a millones de personas, en todo el planeta.


Un solo click en el teclado del ordenador o en nuestros teléfonos móviles hace que la información, sea la que sea, alcance a personas insospechadas y tal vez absolutamente desconocidas. Una pregunta que deberíamos plantearnos sería ¿Qué uso le damos a las redes sociales? Déjame hacer un repaso a algunas de las cosas que deberíamos tener en cuenta para que nuestras redes sociales cumplan con un cierto objetivo.

La importancia de las redes sociales es ciertamente estratégica, pero creo que nosotros no estamos conscientes del valor positivo, que podrían aportar a nuestra Comunidad de Fe. Una correcta utilización de nuestras diferentes redes sociales produciría un impacto emocional y espiritual entre las personas que tenemos a nuestro alrededor en primer lugar. Nuestros familiares, amigos, conocidos o compañeros de trabajo podrían ser motivados y ciertamente instruidos para tener propósitos espirituales en la vida.

La Escritura dice que debemos ser luz del mundo. Las redes sociales deberían ser un reflejo más, entre otros muchos, de la Luz de Dios en nuestras respectivas vidas.

En la práctica las redes sociales son un reflejo de lo que somos y de lo que no somos. Un simple vistazo a nuestras respectivas redes dice mucho de nosotros y de nuestros verdaderos intereses y preocupaciones. Si cada uno de nosotros hiciéramos una lista de los temas que hemos compartido en Facebook, por citar un solo ejemplo, nos daríamos cuenta de cuáles son nuestros intereses de verdad. 

Nos daríamos cuenta no tanto de lo que decimos creer sino de lo que realmente creemos. La lista de temas debería ir acompañada de la cantidad de veces que hemos compartido un cierto artículo o enseñanza. Así nos daríamos cuenta, en forma estadística, del orden de prioridad que le concedemos a lo que decimos creer.

Imaginemos lo que significaría que el porcentaje más alto de lo que hubiéramos compartido fuera una especie de espejo de nosotros mismos y nuestra propia imagen personal ¿Qué intereses estaríamos priorizando?

¿Cuántas veces hemos compartido una foto o imagen nuestra? Recordar que hablamos de temas, porcentajes y del orden que ocupan en nuestras redes sociales. Qué nadie se confunda que no estamos hablando de no poner imágenes nuestras. De lo que estamos hablando es de comparar la cantidad de veces que subimos imágenes de nosotros mismos en relación con otros temas que deberían ser parte vital e importante de nuestros Intereses Comunes y Comunitarios.

Las redes sociales deberían ser algo más que un escaparate de vanidad y de orgullo por los logros alcanzados. La mayoría de las veces solo son una galería de imágenes personales, familiares y profesionales que evidentemente no tienen nada de malo. En este punto, déjame repetir una vez más, que examinemos el orden de prioridad que le damos a la fe que decimos tener y a las relaciones personales de amistad o de familia que mantenemos.

Todos tenemos familia, amigos, compañeros o conocidos, que deben ser afectados por lo que creemos y no al revés como muchas veces ocurre. En términos general, con honrosas excepciones, compartimos más los intereses ajenos que nuestros propios interés comunes y comunitarios. Así ciertamente que no podemos avanzar, crecer y madurar espiritualmente cómo deberíamos.

Ser luz es un riesgo que debemos estar dispuestos a asumir frente y preferentemente con nuestros familiares, amigos y enemigos. 

En la carrera en la que estamos inscritos, como Hijos de la Luz, no podemos escondernos ni ser tibiamente neutrales, en cuanto a la fe que decimos tener en El Mesías. Si y que quede totalmente claro. Si estamos compitiendo con la oscuridad que rodea a nuestra propia familia, amigos y conocidos. La lucha contra la oscuridad solo se gana iluminando a todos con los cuales nos relacionamos. Si a todos, aunque suframos el rechazo de algunos incluso de nuestra propia y querida familia.

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