La Señal del Pacto de Bendición














El olvido no forma parte de la esencia generosa del ser humano. No hemos sido creados para olvidar sino para rememorar con agradecimiento cada día, cada semana, cada mes y cada año todo lo bueno de la vida.

Los agradecidos son además generosos en todas sus acciones y actitudes. El que agradece crece. Los desagradecidos pasan a formar parte del circo de la vida convirtiéndose en un mero espectáculo jocoso. No, definitivamente no estamos hechos, para olvidar sino para recordar todo lo bueno que la vida nos ofrece. Las señales de la vida están colocadas estratégicamente, para que recordemos lo que tal vez podríamos olvidar.

En el anterior estudio ya dijimos que la expresión “Diezmo” aparece en los resultados de búsqueda en la Biblia 46 veces, en 41 versículos. Un recordatorio que nos sirve, para valorar la importancia que el Cielo da a las cuestiones espirituales. Qué nadie se confunda en este punto pues el Diezmo es una cuestión espiritual, de primer orden. Una siembra material que produce en lo espiritual y viceversa.

Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿será mucho pedir que cosechemos de vosotros lo material? 1 Cor.9.11

Los Guías o Pastores del Rebaño de Dios sembramos lo espiritual en vosotros con la esperanza de cosechar también lo material. En el plano natural los pastores de los rebaños de ovejas las cuidan, alimentan, protegen, guardan, dirigen y defienden con la fe de que las ovejas se reproduzcan y provean de abundante lana. El trabajo de Pastor o Guía, en el plano espiritual, es igualmente un intercambio de beneficios mutuos, entre las ovejas y los Pastores.


Una oveja sin pastor es un objetivo fácil para los muchos lobos que rondan alrededor de los rebaños. Los pastores y los labradores dependen de las cosechas que produzcan las ovejas y los terrenos dónde estas mismas ovejas pastan. No es mucho pedir, sino todo lo contrario, que cosechemos de lo material cuando sembramos lo espiritual.

Los primeros Pastores de la Fe, llamados Padres de la Fe, entendían muy bien el compromiso que habían adquirido con el Creador de diezmar de todo lo que recibían, cosechaban o producían. La abundante riqueza que gozaban no era fruto de la casualidad, el azar o la suerte. La bendición no es suerte sino fidelidad, compromiso y perseverancia. La suerte no tiene nada que ver con la bendición del Cielo.

Cuando volvía (Abram) de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y lo bendijo, diciendo: «Bendito sea Abram del Dios Altísimo, Creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos». Y le dio Abram los diezmos de todo. Génesis 14.17–20


Abram entendía absolutamente lo que significaba el Diezmo manteniendo la mencionada fidelidad, compromiso y perseverancia con el Creador y con aquellos que le sirven. En este contexto los Diezmos los recibió Melquisedec el Sacerdote del Altísimo. No había dudas en Abram de lo que tenía y debía hacer respecto al Pacto de Bendición, que tenía con el Cielo.

La fe de Abram alcanzaba para vencer a los enemigos y mantener el mencionado Pacto de Bendición como un Principio de prosperidad inalterable en el tiempo. Una fe, la de Abram, que le llevaría a cosechar contra esperanza y a vencer toda incredulidad. Las promesas que Dios le hizo a Abram ya estaban en su corazón creciendo y germinando más fe ¿Dudaría Abram de Diezmar teniendo tan grandes Promesas de parte del Cielo?

Dios había dicho a Abram: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra». Génesis 12.1–3

El germen de la fe ya estaba dando buenos frutos en la vida de Abram. La Promesa de Bendición que Dios le había hecho a Abram llevaba un Pacto de Bendición incluido, por el cual prosperaría en la medida de que su fe, compromiso y perseverancia no decayeran con el paso del tiempo. Los avatares de la vida de Abram le llevaron a momentos limite, pero permaneció fiel y obediente a Dios recordando las Promesas que había recibido. El olvido no forma parte de la esencia generosa y bendecida del ser humano.


La Bendición del Cielo sobre nuestras vidas contrarresta toda posible maldición que quisieran vocalizar contra nosotros. La Bendición del Cielo se mantiene mientras nosotros mantengamos la parte del Pacto de Bendición que nos corresponde. El Pacto de Bendición nos impele con Dios a ser fieles, comprometidos y perseverantes, en todo aquello a lo que hemos sido llamados.

Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos, porque aún estaba en las entrañas de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro. Hebreos 7.9–10 

La Tribu de Leví, de la cual salió el Sacerdocio, también pagó los Diezmos, Diezmos de Diezmos, pues recibió la buena Herencia Espiritual de su antepasado Abram. Lo que sembró Abram alcanzó a sus descendientes directos. Todos queremos dejar una buena herencia a nuestros hijos. La mejor Herencia que podemos dejar es la Promesa de Bendición por medio de la Señal del Pacto de Bendición del Diezmo. La cosecha de bendición de nuestros hijos depende de nuestra fidelidad, compromiso y perseverancia hoy y ahora. La Herencia Espiritual que ellos reciban está sellada con la Señal del Pacto de Bendición en el presente.

Allí hizo voto Jacob, diciendo: «Si va Dios conmigo y me guarda en este viaje en que estoy, si me da pan para comer y vestido para vestir y si vuelvo en paz a casa de mi padre, El Señor será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, el Diezmo apartaré para ti». Génesis 28.20–22 

El voto de Jacob, en otras palabras, en Pacto de Bendición llevaba el compromiso de diezmar de todo cuanto Dios le proveyera. Un compromiso de fidelidad que perduraría en el tiempo. El ADN espiritual de Jacob, trasmitido en forma de bendición desde sus antepasados, le llevaría a seguir manteniendo la Señal del Pacto de Bendición. 

La verdadera prosperidad está basada en fidelidad, compromiso y perseverancia que se trasmite de generación en generación de los Hijos de Dios ¿En qué área de nuestra vida tenemos que ser fieles, comprometidos y perseverantes? En todas.

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