Ciclo Anual de Festividades Bíblicas y Días de Recuerdo

Todas las Festividades Bíblicas ensalzan a Dios, no son en ningún caso celebradas para el hombre, sino por el hombre, son por tanto una exaltación del Altísimo y su Poder. Un concepto, el de Ciclo Anual de Festividades Bíblicas, que más usaremos a partir de esta serie dedicada a las mencionadas Festividades establecidas en al Biblia y Días de Recuerdo o Conmemoración que se llevan a cabo en el Pueblo de Dios Israel. 


La presente serie denominada Ciclo Anual de Festividades Bíblicas pretende ser una introducción a todas las celebraciones que se llevan a cabo en Israel tanto las de carácter eminentemente bíblico y todas aquellas relacionadas con la historia del moderno Israel.

El Ciclo Anual de Festividades Bíblicas determina y estructura la vida a lo largo de todo el año. Las Festividades nos trazan una perspectiva cíclica de la historia, con las celebraciones semanales, mensuales y evidentemente anuales. La trascendencia e importancia se irá evidenciando en la medida que las vayamos conociendo, estudiando, practicando hasta que llegue el momento de enseñarlo. Todo proceso de renovación, despertar de una cierta sociedad y victorias espirituales empiezan por la vuelta a los Principios de Vida registrados en la Escritura, que se traduce en una decisión práctica. Lo hemos llamado el Pacto de Esdras.

El primer día del primer mes había dispuesto su partida de Babilonia, y el primero del mes quinto llegaba a Jerusalén. ¡La buena mano de Dios estaba con él! Porque Esdras había preparado su corazón para estudiar la Ley de Dios y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus Estatutos y Decretos. Esdras 7.9–10


Las Festividades Bíblicas establecidas por Dios, vertebran nuestra la vida, en el presente y en el futuro, siguiendo “operativas” en su forma y en su fondo desde su instauración. Las Festividades no tienen fecha de caducidad, son dadas por el Señor para sean celebradas por todas las generaciones. Las Festividades estructuran y cohesionan nuestro estilo de vida dentro del contexto de la Cultura del Reino de Dios. Una Nación Santa tiene unas Festividades Santas, con un Rey Santo, que pretende también nuestra santificación dentro de un estilo santo de vivir.

Santificaos, pues, y sed santos, porque yo, el Eterno, soy vuestro Dios. Guardad mis estatutos y ponedlos por obra. Yo soy el Eterno, el que os santifico. 
Levítico 20.7–8

Todas las naciones tienen celebraciones que las identifican y diferencia las unas de las otras. En el Reino de Dios, como es evidente, tenemos un Ciclo Anual de Festividades que son exclusivas para que las celebremos como ciudadanos del Reino. Las Festividades no son en ningún caso celebradas para el hombre, sino por el hombre, aunque evidentemente inciden directamente, en nuestro crecimiento y madurez espiritual.  Las Festividades Bíblicas son una exaltación del Eterno y su Poder inigualable recordando a los creyentes en particular, y al hombre en general, que hay un Único Dios Verdadero.

El tiempo en que vivimos es especialmente llamativo donde Dios ha permitido que seamos renovados y que vislumbremos el trasfondo y origen de la fe, que decimos profesar. Las Festividades nos enseñan el trasfondo espiritual y el origen de cuanto creemos. Preste atención a estas palabras: Todas las Festividades Bíblicas tienen, un Trasfondo Histórico, un Cumplimiento Profético y Aspecto Escatológico, que señala a los Últimos Tiempos.


En la historia del Pueblo de Dios, son varias las ocasiones, en que la Escritura se ha dejado relegada al olvido y por tanto a su no cumplimiento. Las Festividades han sido olvidadas y sustituidas por fiestas mundanas o de carácter religioso, pero que nada tienen que ver con la verdad revelada en las Escrituras.

En nuestros días la Palabra de Dios se ha “perdido” entre los escombros religiosos de una falsa espiritualidad estando ignorantes de muchas cosas que el Señor espera que entendamos y practiquemos. Las Festividades son lo primero que es necesario recuperar de nuestro trasfondo espiritual. El Pacto de Esdras hace posible recuperar lo perdido en nuestras vidas y en la de nuestra familia, si pactamos con el Señor, estudiar su Palabra, practicarla y enseñarla. Solo así llegaremos a la meta que Dios tiene para nosotros.

En el contexto de la familia nuestra responsabilidad es enseñar a nuestros hijos a practicar las Festividades que Dios nos ha enseñado a guardar. La obediencia a Dios es la mejor forma de adorarlo y agradecerle las muchas bendiciones que nos ha otorgado.



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