Los Padres como Maestros

Unos padres que están sinceramente preocupados por sus hijos, harán todo el esfuerzo necesario, para formarse así mismos y a sus descendientes. El futuro de los hijos depende en un alto porcentaje de la formación que tienen sus padres. Cuando los padres se esfuerzan por leer y estudiar, los hijos tendrán más capacidad de hacer ese mismo esfuerzo o superior. “Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Adonai es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro. Guarda sus Estatutos y sus Mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Adonai, tu Dios, te da para siempre” (Deuteronomio 4.39-40). Lo primero que dice el Señor, es que aprendamos y reflexionemos como padres, que Dios es Único. Que guardemos sus Estatutos y Mandamientos, para que nos vaya bien a nosotros y a nuestros hijos. ¿Cuál será el resultado? Que nuestra vida será más larga. La responsabilidad de lo que pase con nuestros hijos recae sobre nosotros como padres. Tenemos que sembrar cosas buenas en nuestros hijos, si esperamos recoger buenos frutos en ellos. Lo mejor es ser ejemplo. Tenemos que hacer un compromiso con el Señor de guardar el Precepto bíblico de instruir a nuestros hijos en la fe. La Palabra de Dios tiene que estar, en primer lugar, en nuestro corazón, por esto es vital que usted se prepare y estudie la Escritura. El Proceso de Conversión es una prueba del verdadero interés, que tiene por instruir a sus hijos. Esforzarse por aprender y ser constantes en completarlo, será todo un testimonio para sus hijos, y un más que evidente buen resultado para usted. Primero debemos ser maestros de nuestros hijos, si queremos que sean obedientes. Deles un claro ejemplo de obediencia. Aspire a ser un Discípulo del Mesías y supere con éxito el Proceso de Conversión, con una clara conciencia de lo que significa seguir al Señor y vivir conforme a la Cultura del Reino. Instruir a nuestros hijos, es un precepto que nos traerá la verdadera prosperidad. No hay mejor enseñanza que el ejemplo práctico. Estudie, lea, esfuércese, trabaje, ore, alabe al Señor, ayude al necesitado, sea generoso...etc. La Cultura del Reino nos demanda la responsabilidad de instruir a nuestros hijos, conforme a las enseñanzas de la Biblia. Hacer el Proceso de Conversión es aprender y prepararse para enseñar a nuestros hijos en primer lugar y después para enseñar a otros. Primero tiene que luchar por ser un maestro en casa, para serlo después en la Casa de Dios, ese es el orden. Si Percibe la importancia que tiene instruir a sus hijos en la Fe, se dará cuenta de lo que significa el Proceso de Conversión. El padre de familia (padre-madre) que se prepara es como el escriba docto conocedor y practicante de la Escritura, que sabe sacar a modo de tesoro escondido, las bellas joyas de conocimiento y sabiduría de la Biblia. Su interés en aprender será el mejor modelo de maestro que su hijo puede tener.
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