La Vieja Injerencia Europea
La injerencia de Europa contra Israel, es una constante que
ha marcado y marcará toda actuación en la política exterior del Viejo
Continente. La política de los países europeos, en realidad, no ha cambiado en los
últimos treinta años, de lo cual se jactan algunos, apreciación que se queda
corta en el tiempo. La decisión “contra natura” de la Unión Europea de limitar
las ayudas a Israel, se vuelve contra ella misma, aunque no quiera darse
cuenta.
La fragmentación europea en su política exterior, debería jugar a favor de Israel, si fueran en
verdad un continente moderno y con visión de futuro. La perspectiva histórica
de Europa, está mediatizada por su innegable trasfondo antijudío desde los más
viejos anales de su triste historia. El Holocausto se gestó en la Europa, no
solo en el tiempo de la Alemania nazi, sino muy anteriormente en sus
innumerables episodios de persecución, destierro y asesinato en masa de la
población judía europea. La integración de los judíos en Europa no tiene
discusión alguna, pero a pesar de ello, fueron y son perseguidos con inusitada
violencia, antaño y en nuestros días. No se puede olvidar la historia anti
judía de Europa si se quiere analizar con claridad los acontecimientos que hoy
vivimos. El ADN europeo está contaminado de antisemitismo, entendido claramente
como un anti judaísmo imposible de ser definido de otra manera.
¿Qué significa en la práctica la directiva de excluir a los
llamados asentamientos, en Israel, de los fondos de ayuda europea? Primero déjeme decir que no tiene nada de
nuevo la injerencia de Europa contra Israel, ya hemos dicho que es histórica.
Todos los fallidos procesos de paz u hojas de ruta, han seguido el mismo
patrón, desposeer a Israel de unas fronteras seguras y claramente delineadas. Israel
no puede dejar en manos de los europeos una hipotética defensa de su
territorio. Ninguna ayuda, acuerdo, pacto, hoja de ruta o similares, protegerá
a Israel de no ser atacados por sus enemigos, no solos los árabes, también los países
europeos que con sus políticas pretenden desarmar a Israel. Negar los fondos de
ayuda europea a Israel, no son más que una forma de intentar arrebatarles la
tierra a Israel. Tierra heredada, comprada, pagada con sangre y ganada en
desigual y milagrosa guerra contra sus enemigos. Israel no empezó la guerra,
pero la terminara con su determinación de supervivir, mediante unas fronteras
reconocidas o no reconocidas, por la comunidad internacional, léase la ONU.
El malintencionado principio de “tierra por paz” ha demostrado su fracaso total, cuando de forma unilateral
Israel dejó en manos de los árabes la Franja de Gaza. Lejos de terminar los
ataques con “cohetes artesanales” como los simples y malévolos europeos los llaman, Hamás y todos los demás grupos
terroristas de Gaza, continuaron y continúan atacando a la población civil de
Israel. Tendría que llamarse “sangre por paz” para ser más justos con la terrible
realidad que se continúa viviendo en Israel.
Israel tiene el deber moral e histórico de mantener unas
fronteras seguras, que garanticen una vida normal y normalizada de todos sus
ciudadanos. Permitir que Europa marque las fronteras defensivas a base de golpe
de talonario, aceptando el chantaje de recortes económicos o fondos de ayuda, sería
un atentado contra el Cielo y contra Eretz Yisrael, Tierra de Israel para los
neófitos. Europa es la que necesita de Israel, no al revés. Toda “directriz”
que pretenda obligar a Israel a cambiar de política, debe ser considerada como
un atentado contra los intereses estratégicos en materia de supervivencia y
defensa del Pueblo Judío. Europa debe ser considerada y tratada por Israel como
un “socio no fiable” de no querer emplear el término, enemigo número uno, que
le encaja mejor históricamente hablando.
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