NUNCA MÁS



Ángela Merkel acudió este martes el campo de concentración de Dachau, en lo que supuso la primera visita de un canciller germano al lugar donde fueron asesinadas más de 40.000 personas durante el Tercer Reich. Haciendo un alto en la campaña electoral para las elecciones legislativas del próximo 22 de septiembre, Merkel depositó una corona de flores a escasos metros del archiconocido letrero que reza «Arbeit macht frei» (El trabajo os hará libres»). «El nombre Dachau es trágicamente célebre ya que sirvió de modelo para el resto de campos de concentración», recordó la canciller. «El rememoración de aquello me llena de tristeza y vergüenza», añadió en declaraciones recogidas por Reuters.
 
 
Ángela Merkel también tuvo tiempo para conversar con algunos supervivientes, entre ellos Abba Naor, que perdió a toda su familia hace 80 años, cuando contaba cinco años de edad. «Merkel ha venido aquí a decir que nunca olvidaremos lo que aquí ocurrió», declaró este antiguo interno lituano. Los nazis levantaron Dachau en 1933, apenas unas semanas después de que Adolf Hitler llegara al poder. Casi 200.000 personas sufrieron las penalidades de este lugar cuando fue liberado por las tropas de Estados Unidos en 1945. Estaba previsto que, durante la visita, la canciller hiciera referencia al auge de partidos extremistas en Europa, algo que finalmente no ocurrió, y que ha dado lugar a críticas por parte de la oposición. La más contundente fue Renate Kuenast, líder de los Verdes, que acusó de «mal gusto» a Merkel por pasar de puntillas por este tema, y lamentó que la visita tuviera lugar durante la campaña electoral. Sin embargo, la canciller sí se refirió al asunto en una grabación difundida por su gabinete de prensa horas antes de la dirigente visita al campo de concentración. En la cinta, aseguró sentirse preocupada por el auge de los grupos neonazis en Alemania y admitió que la visita a Dachau no sería «fácil».
En el «podcast», Merkel subrayó «el compromiso común europeo» para combatir a estas formaciones de extrema derecha. «No podemos aceptar nunca que estas líneas de pensamiento tengan un lugar en nuestra Europa democrática», sentenció. El ascenso de este tipo de grupos es un asunto muy en boga en Alemania, especialmente con motivo del escándalo surgido a raíz de la revelación de las acciones del grupo violento extremista «Clandestinidad Nacionalsocialista», que entre 2000 y 2007 asesinó impunemente a nueve inmigrantes y una policía en diferentes lugares del país. Un escándalo reavivado recientemente debido al juicio contra Beate Zschäpe, única superviviente de esta escuadrilla de la muerte.

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