El Juicio Inevitable
Un año más estamos a punto de entrar en Yom Kipur o Día de la Sentencia. La tormenta está a punto de empezar y muchos están desapercibidos, como si nada pasase ni fuera a pasar, pero el juicio y su posterior sentencia son inevitables. El juicio ya ha comenzado en Rosh Hasahná, ahora estamos esperando la mencionada sentencia.
No somos inocentes, pero pedimos misericordia de lo Alto. Todos los años los Libros de Dios, son abiertos y se evalúa si hemos cambiado en el año anterior, si seguimos igual o si hemos empeorado, eso es básicamente Yom Kipur. Conforme a lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer, así nos irá el año nuevo en el cual ya hemos entrado. Hoy estamos a tiempo de hacer cambios, de restituir las relaciones personales, de solventar las deudas contraídas, de revisar las promesas incumplidas. La realidad es que cambiamos o nos cambian incluso aunque no lo queramos aceptar.
Todo lo que no resolvamos positivamente, o iniciemos su resolución empeorará en el trascurso del año. Cuando llegue el Yom Kipur se volverá a evaluar los resultados y así en un ciclo anual durante toda nuestra vida. En Yom Kipur Dios nos perdona los pecados confesados, las promesas no cumplidas y todo lo relacionado con el Cielo directamente siempre que pidamos perdón y nos arrepintamos sinceramente. Los buenos cambios tendrán buenos efectos. La inacción y la falta de arrepentimiento empeorará nuestra relación con Cielo, entiéndase con el Señor.
La relación con el Cielo también está basada en la lectura diaria de la Escritura como nos dice el salmista: “…en la Ley de Dios está su delicia y en su Ley medita de día y de noche…” (Salmo 1.2). ¿Estamos leyendo como nos hemos comprometido con el Cielo a leer la Escritura todos los días? El objetivo está claro tenemos que leer y estudiar la Escritura como una delicia diaria tanto de forma privada, como de forma pública.
Nehemías nos dice así: “Y leían claramente en el libro de la Ley de Dios, y explicaban su sentido, de modo que entendieran la lectura” (Neh. 8.8). No haber leído, como nos comprometimos, nos hace deudores con Dios. Las promesas incumplidas nos serán demandadas desde que empezó el juicio en Rosh Hashaná hasta Yom Kipur ¿Somos deudores en leer la Escritura? Cada uno de nosotros debemos respondernos esta pregunta. El Cielo nos puede perdonar las promesas incumplidas con el Cielo, pero las que debemos a los hombres tenemos que tratarlas y arreglarlas con el hombre. Busquemos un lugar apartado para estar a solas con Dios y esperemos pacientemente la Sentencia para el resto del año.
Todos tenemos la capacidad de volver a empezar, quedarnos sin hacer nada o seguir haciendo lo mismo que venimos haciendo, que es lo peor que podemos hacer. Si queremos que este año empeore cada vez más sigamos sin hacer buenos cambios en nuestra vida. Los cambios que el Cielo nos demanda.
Hay que “subir” al Cielo, para entrar en Yom Kipur. Hay que subir a ese estado espiritual en el cual nos encontramos con el Creador y le pedimos que tenga misericordia. Si has fracasado varias veces, en lograr las muchas cosas que te has propuesto, hoy estás más cerca de lograr el objetivo y mejor preparado. Por tanto sigue adelante. Haz teshuvá y entra en Yom Kipur clamando misericordia. “Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: «Confesaré mis rebeliones a Dios y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 32.5). Hacer teshuvá y Yom Kipur, es todo uno.
Todo lo que no resolvamos positivamente, o iniciemos su resolución empeorará en el trascurso del año. Cuando llegue el Yom Kipur se volverá a evaluar los resultados y así en un ciclo anual durante toda nuestra vida. En Yom Kipur Dios nos perdona los pecados confesados, las promesas no cumplidas y todo lo relacionado con el Cielo directamente siempre que pidamos perdón y nos arrepintamos sinceramente. Los buenos cambios tendrán buenos efectos. La inacción y la falta de arrepentimiento empeorará nuestra relación con Cielo, entiéndase con el Señor.
La relación con el Cielo también está basada en la lectura diaria de la Escritura como nos dice el salmista: “…en la Ley de Dios está su delicia y en su Ley medita de día y de noche…” (Salmo 1.2). ¿Estamos leyendo como nos hemos comprometido con el Cielo a leer la Escritura todos los días? El objetivo está claro tenemos que leer y estudiar la Escritura como una delicia diaria tanto de forma privada, como de forma pública.
Nehemías nos dice así: “Y leían claramente en el libro de la Ley de Dios, y explicaban su sentido, de modo que entendieran la lectura” (Neh. 8.8). No haber leído, como nos comprometimos, nos hace deudores con Dios. Las promesas incumplidas nos serán demandadas desde que empezó el juicio en Rosh Hashaná hasta Yom Kipur ¿Somos deudores en leer la Escritura? Cada uno de nosotros debemos respondernos esta pregunta. El Cielo nos puede perdonar las promesas incumplidas con el Cielo, pero las que debemos a los hombres tenemos que tratarlas y arreglarlas con el hombre. Busquemos un lugar apartado para estar a solas con Dios y esperemos pacientemente la Sentencia para el resto del año.
Todos tenemos la capacidad de volver a empezar, quedarnos sin hacer nada o seguir haciendo lo mismo que venimos haciendo, que es lo peor que podemos hacer. Si queremos que este año empeore cada vez más sigamos sin hacer buenos cambios en nuestra vida. Los cambios que el Cielo nos demanda.
Hay que “subir” al Cielo, para entrar en Yom Kipur. Hay que subir a ese estado espiritual en el cual nos encontramos con el Creador y le pedimos que tenga misericordia. Si has fracasado varias veces, en lograr las muchas cosas que te has propuesto, hoy estás más cerca de lograr el objetivo y mejor preparado. Por tanto sigue adelante. Haz teshuvá y entra en Yom Kipur clamando misericordia. “Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: «Confesaré mis rebeliones a Dios y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 32.5). Hacer teshuvá y Yom Kipur, es todo uno.
Muy buenas recomendaciones para afrontar el día del juicio. ��
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