SIMJAT TORÁ Y NUESTROS HIJOS
Lo decimos todos los años, tenemos que hacer un esfuerzo
mayor, por enseñar a los niños el amor por la lectura de la Escritura, eso
implica básicamente entender y celebrar Simjat Torá. Cada familia será responsable delante de Dios, en primera
instancia de enseñar a sus propios hijos el amor por la Escritura.
En un esfuerzo conjunto entre la Familia, la Congregación y el servicio sacerdotal dedicado a los niños llamado por nosotros Granero Infantil. El objetivo es orientar a nuestros hijos en la lectura de la Biblia. También lo decimos cada año, que es una tragedia que los padres se desentiendan de su responsabilidad, la cual es instruir en la fe a sus hijos. Llevamos muchos años de retraso, en la enseñanza como Pueblo, como Familias de Fe y como Congregación, en el énfasis y la práctica de la lectura diaria de la Escritura. Tenemos que seguir aprendiendo para poder enseñar a otros. Además tenemos que pedir perdón a Dios, por no leer como debemos y por no enseñar a nuestros a entusiasmarse con la lectura diaria de la Escritura.
En un esfuerzo conjunto entre la Familia, la Congregación y el servicio sacerdotal dedicado a los niños llamado por nosotros Granero Infantil. El objetivo es orientar a nuestros hijos en la lectura de la Biblia. También lo decimos cada año, que es una tragedia que los padres se desentiendan de su responsabilidad, la cual es instruir en la fe a sus hijos. Llevamos muchos años de retraso, en la enseñanza como Pueblo, como Familias de Fe y como Congregación, en el énfasis y la práctica de la lectura diaria de la Escritura. Tenemos que seguir aprendiendo para poder enseñar a otros. Además tenemos que pedir perdón a Dios, por no leer como debemos y por no enseñar a nuestros a entusiasmarse con la lectura diaria de la Escritura.
Nuestras escuelas están muy lejos y cada vez más, de enseñar
aunque fuera de una manera histórica, lo que significa la Biblia y el consiguiente amor a la
Escritura. Somos los únicos que podemos enseñar a la nueva generación a leer y
amar la Palabra de Dios. "Estas
palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus
hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al
acostarte y cuando te levantes” Deuteronomio 6.6-7
Los padres deben de involucrarse en la instrucción de sus
hijos, en estrecha colaboración con su Bet Keneset o Casa de Reunión. El futuro
de nuestros hijos y nietos, depende de lo obediente que seamos nosotros al
respecto. Somos más responsables de nuestros hijos que ellos mismos. Sembrar
hoy en su corazón la Buena Semilla, de la Palabra de Dios, hará que podamos
recoger buenos frutos más adelante. Vivimos en un país que ha destruido todo su
rico pasado en el Judaísmo y como resultado tenemos una sociedad apócrifa
espiritualmente hablando. Tenemos la responsabilidad de recordarlo con las
palabras y con el ejemplo.
Israel es la Luz a las Naciones y cabeza visible de su amor
a la Torá y al cumplimiento de la misma. Simjat Torá es la Festividad donde se
glorifica la Ley de Dios, donde se alaba la Escritura, donde nos unimos con
Dios y Su Palabra, dándole alabanzas, con acciones de gracias. “En Dios, cuya
Palabra alabo, en Dios, cuya Palabra alabo” Salmo 56.10.
Para celebrar Simjat Torá como se debe, hemos de
santificarnos, apartarnos para ser considerados Hijos de la Torá. Santificarse
es dedicarse por entero a alguien y a algo, en este caso a Dios, a la lectura y
estudio de Su Palabra. La exhortación es clara, cuando nos dice: “Sed hacedores
de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” Santiago
1.22. Cuidado, no pensemos que ya cumplimos. Podemos engañarnos a nosotros
mismos y creer que por ser por asistir a la Bet Keneset, ya cumplimos con Dios.
Santificarse es eso y mucho más. Somos parte del Pueblo del Libro y eso
conlleva una responsabilidad por la cual se nos pedirá cuentas en algún momento
de nuestra vida. Pidamos a Dios, perdón por no tener la prioridad de la lectura
diaria de la Escritura y pidámosle que abra nuestro entendimiento para
comprender Su Palabra y para ponerla por obra. Entonces nos alegraremos de
verdad en el Señor y en sus Mandamientos, será nuestra delicia y prosperaremos en
todo lo que emprendamos, así enseña el primer Salmo, léalo por favor.
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