La Memoria Histórica del Holocausto

Cada año, como en una especie de ciclo moral de la vida, se nos recuerda el acontecimiento más traumático en la historia de la humanidad el llamado Holocausto o Shoá. El recordar es una obligación moral que tenemos con todas las víctimas y particularmente con las del periodo más cruel e inmoral que gestaron los nazis en toda Europa. El drama al que nos referimos debería llamarse la historia de la inhumanidad antijudía.


No se puede describir el horror que supuso la muerte de más de seis millones de personas asesinadas de las formas más brutales por el único “delito” de ser judíos. Con semejante vergüenza para la condición humana las naciones del mundo, agrupadas en torno a la llamada Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobaron una resolución por la cual se da nombre a este día de Conmemoración. En noviembre del año 2005, la ONU designó el 27 de enero como la fecha donde se recordaría la infamia del Holocausto. Alguien definió lo que pasó en ese periodo histórico como “una atrocidad sin igual, que no podemos simplemente relegar al pasado y olvidar".

En Israel y resto de comunidades judías alrededor del mundo Iom HaShoá se ha recordado el 8 de abril, del 2021. En este año “Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) publicaron un emotivo video bajo el título "Plantando Esperanza", que pone en primera persona a Ester Tzamri y a Gal, abuela y nieta respectivamente”. Un vídeo publicado en su canal de YouTube y en las diferentes redes sociales de las Fuerzas de Defensa de Israel.

"Alguien definió lo que pasó en ese periodo histórico como: una atrocidad sin igual, que no podemos simplemente relegar al pasado y olvidar"

La historia siempre será tiempo pasado, pero su insistencia en que no la olvidemos hace que sea pasado, presente y futuro al mismo tiempo. No podemos olvidar el pasado pues la tozuda historia nos lo impedirá año tras año. No hay medicina más efectiva contra el Alzheimer social que una buena dosis de aceite de ricino histórico, a tiempo y a destiempo.

La historia nos recuerda que, a pesar de toda la documentación existente; materiales de todo tipo, fotografías, películas de la época y los restos de los propios campos de exterminio, aun así, algunos siguen negando la veracidad histórica de la Shoá. Hoy en día se conservan las cámaras de gas que no pudieron destruir los nazis tratando de ocultar sus crímenes. Lo más impresionantes es ver los testimonios vivos de personas que pudieron salir de semejante infierno con números grabados en sus antebrazos.

La negación del Holocausto en Alemania es considerada un delito que puede ser castigado con varios años de prisión. Qué lástima que la moderna y progresista Europa no siga el mismo ejemplo reconociendo como dañina y peligrosa la negación del Holocausto. La tan grande monstruosidad de negar el holocausto sigue teniendo un triste representante en la figura del obispo británico Richard Williamson que sin ser el único si es el más llamativo por su condición religiosa.

Los humanos o inhumanos, depende de quién hablemos, necesitamos nuestro cerebro para almacenar los recuerdos que conforman nuestra vida. Unos recuerdos que nos dan identidad y que nos deberían preservar de tropezar dos veces con la misma piedra. Los sueños, en algunos casos, son historias pasadas que se han quedado sin resolver y que necesariamente se tienen que repetir en el tiempo para que algún día pueda ser sanada nuestra atormentada conciencia.

"Lo más impresionantes es ver los testimonios vivos de personas que pudieron salir de semejante infierno con números grabados en sus antebrazos"

La Memoria Histórica del Holocausto necesita un soporte físico permanente para que no olvidemos nada de lo que ha acontecido en la historia y de lo que podría volver a repetirse. Como seres humanos necesitamos, para no deshumanizarnos más de lo que ya estamos, recordar, preservar, difundir y enseñar el drama del Holocausto a las generaciones venideras. Las modernas sociedades no podemos perder la Memoria Histórica del Holocausto en ninguna circunstancia, o por muchas presiones que pudiéramos recibir.

El moderno Israel consciente de la importancia que tiene la memoria ha levantado, para su preservación en el tiempo, un museo al recuerdo de la Shoá. La contribución más transcendente al mantenimiento de la mencionada memoria histórica del Holocausto se ha fraguado en la construcción del reconocido mundialmente como Museo Yad Vashem de Jerusalén. Un soporte físico e histórico de la conciencia humana. El museo Yad Vashem nos recordará que el Holocausto formó, vergonzosamente, parte de una humanidad que se definió como socialmente culta y humanamente superior.

Cada vez que recorremos las impresionantes instalaciones del museo del Holocausto en Jerusalén nos impedirá estar entre los peores y más indeseables seres, aquellos que quieren olvidar o negar el Holocausto. Por nuestra parte ni olvidamos, ni podemos perdonar pues eso es competencia absoluta y exclusiva del Justo Juez de toda la creación. La obligación que hemos contraído con el Cielo, juntamente con la humanidad, es recordar y hacer recordar a todos lo que pasó el periodo más aciago de la historia de Israel, que como otras veces hemos dicho es la historia de la humanidad.

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