Posiblemente no le gustará
demasiado lo que voy a decir pero tengo que arriesgarme a no ser bien entendido.
La tradición dice que “una persona
está obligada a beber en Purim hasta que no pueda diferenciar”. Creo
sinceramente que es justamente lo contrario ¡Me explico!
Purim no es tanto disfrazarse, sea de lo bueno o de lo malo, sino descubrir
el mal y saber diferenciarlo del bien. Estamos en tiempos difíciles dónde el
bien y el mal se confunden fácilmente. La Fiesta de Purim es un tiempo de
discernimiento no de ingenuidad y pérdida de la realidad. A lo que estamos
obligados en Purím, y el resto del año, es a ser sensatos y honestamente
espirituales. La religión es una forma de relación establecida por el Cielo que
nos instruye a ser obedientes a Los Mandamientos discerniendo la realidad
espiritual, no ciegamente, ni con la mente embotada por el vino. ¡Escrito está!
En Mishlei o Proverbios 31.4–5 “No es digno de reyes, Lemuel, no es digno de
reyes beber vino, ni de príncipes darse a la sidra; pues quizá bebiendo olviden
la Ley y perviertan el derecho de todos los afligidos”.

El riesgo de beber no es solo perder la compostura, que también, sino
perder la compostura espiritual y olvidarse de guardar la Ley en este caso y
como decimos en Sefard “saltarse la ley a la torera”.
No hacen buenas migas, otra expresión muy castellana, el discernimiento, la cordura y el equilibrio con la bebida sea vino, sidra o vodka por muy Kosher que se etiqueten.
No hacen buenas migas, otra expresión muy castellana, el discernimiento, la cordura y el equilibrio con la bebida sea vino, sidra o vodka por muy Kosher que se etiqueten.
En Purim más que a perder la sensatez a lo que estamos obligados es a todo
lo contrario a saber diferenciar cabalmente lo bueno de lo malo, el bien del
mal. No estoy diciendo que no se pueda beber, aunque muchos no lo hacemos ni en
Purim ni en otras Festividades a lo largo del año. Lo cual no significa que
seamos ni mejores ni peores que los demás. Beber o no beber bebidas
alcohólicas, valga la redundancia, es una opción personal que entra en ámbito
de lo que algunos llamamos libertad de elección. No prejuzgo a los que beben
pero no acepto ser juzgado por no beber alcohol. Soy abstemio por elección no
por imposición o tradición. No acepto ser juzgado por los que tienen el alcohol
como patrimonio espiritual y obligatorio de la humanidad.
El alcohol, fermento de un cierto producto, ha formado parte del ser humano
y lo seguirá formado hasta quién sabe cuanto tiempo. No significa por ello que
tengamos que consumirlo todos obligatoriamente en Purim. Cuando alguien tan
humano como yo me dice que estoy obligado a beber, sea lo que sea con alcohol,
está coartando la ya mencionada libertad de elección personal.
Amigos míos no necesito, ni quiero beber nada que contenga alcohol.
Celebraré Purim junto con toda mi familia con suma alegría, cantando danzando
pero no será por beber nada excepto la “sempiterna” Coca-Cola que también es
Kosher. Dejaré el alcohol para los de “ánimo amargo” para los desfallecidos por
la presión de los acontecimientos. Cuando Amán el antisemita quiso aniquilar a
todos los judíos fue derrotado por la intervención del Cielo y por la
determinación de Esther y Mordejai de dar la vida si fuera preciso por su
Pueblo. En ningún lugar se nos dice que ellos necesitaron armarse de valor con
ninguna bebida. Todo lo contrario ellos ayunaron junto con todos los judíos.
La victoria fue total y el malvado Amán fue colgado en la misma horca que
preparó para Mordejai. Con tan sonada victoria se acordó establecer y recordar
todos los años la Fiesta de Purim. Termino con otro texto del libro con el que
empezamos Mishlei o Proverbios 31.6–7 en dónde se nos dice, sin ánimo de
justificar mi posición, “Dad la sidra al desfallecido y el vino al de ánimo
amargado: que beban, que se olviden de su necesidad y no se acuerden más de su
miseria”.
Dado que no estamos desfallecidos, ni amargados sino pletóricos por la
victoria como en el tiempo de la Reina Esther y Mordejai ¿No sería una
contradicción beber hasta no percibir la realidad? La victoria nos produce una alegría
tan abundante y real que no necesitamos, ni queremos generarla artificialmente.
No necesitamos enturbiarla con ningún tipo de bebida alcohólica por muy Kosher
que sea. Feliz Purim amigos, entre otras cosas, sin alcohol que nunca en la
historia ha traído nada bueno en términos generales ¡Shalom!
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