¿Cómo se puede vencer al miedo?


El miedo es inherente al ser humano pues no seríamos humanos sino experimentáramos en algún momento miedo. El miedo forma parte de nuestra vida al igual que otras sensaciones o emociones que nos van moldeando o deformando todo depende del grado de influencia que tengan en nosotros. 

El miedo es un enemigo cuando nos domina, día tras día, pero un amigo cuando nos advierte ocasionalmente de algún peligro. Hay miedos que son justificados, pero no justificables si se apoderan de nuestra forma de vivir, de pensar y de actuar.

El miedo asumido, justificado o no, mata más que los mismos terroristas que lo único que esperan en aterrorizarnos que una forma más de matarnos. El miedo paraliza no solo las actividades más cotidianas. Lo más preocupante es que además paraliza la vida emocional, frustra los buenos sentimientos y neutraliza la esperanza.

Cuando el miedo a perder el empleo, a no poder pagar la hipoteca de la casa y a no llegar al tan nombrado fin de mes se apodera de nosotros, el abismo entre la realidad y la ficción se hacen más grandes y profundos. El miedo en realidad no existe, es como el hombre del saco, pero le hemos dado cabida en nuestra vida dejándole entrar por la puerta falsa de la corriente asustadiza de este mundo. El miedo proporciona muchas ganancias a los vendedores de terror.

Muchos tienen miedo a perder la comodidad en la que viven. El miedo que experimentan está sustentado en la falta de esfuerzo que les cuesta vivir. No les cuesta vivir tanto como a una inmensa mayoría de la humanidad y eso además les hace insensibles. En estos casos el miedo se convierte en una especie de pecado en un corazón desagradecido. No estar feliz con lo que tenemos o tener un miedo insano a perderlo es una forma de pecado más que evidente.

La pérdida de su status es un miedo insoportable que les hace estar pendiente más de sus pertenencias materiales que de su vida familiar. La casa es solo una “cosa” dónde vivimos en un entorno familiar pero no puede ser nuestra vida. La casa es el continente donde vivimos, pero el contenido más valioso a cuidar es nuestra familia. Preocuparnos más por la casa que por el bienestar emocional de nuestra familia es lo que debería darnos miedo de verdad. 

Una inmensa mayoría de personas viven desde que se despiertan con miedo. Lo malo es que además cuando duermen las pesadillas, los sueños terroríficos y los temores ancestrales les invaden como poderoso e invencible ejército produciéndoles ansiedad, angustia y depresión. 

El miedo es producto de la ansiedad a perder lo que tenemos dado que lo valoramos más que la propia vida. Cuando valoramos más la vida, vivir en otras palabras, que las cosas materiales de la vida el miedo empezará a disminuir y la confianza en nosotros mismo y en Dios resplandecerán desterrando todo temor o miedo.

El miedo es muy grande y nosotros muy pequeños, eso es lo que el miedo nos implanta en la mente, pero la realidad si el miedo cabe en nosotros es que es mucho más pequeño de lo que nos quiere hacer pensar. El miedo, ni se crea ni se destruye, se trasforma como una especie de parásito del alma que nos hace sentir inseguridad.

¿Cómo se vence al miedo? Al miedo se le vende sabiendo y asumiendo esta verdad que es una medicina para el alma ¡Aunque seas pequeño ten ideas grandes y una fe grande, para llevarlas a cabo, porque tienes un Único Dios Grande! Con Dios no hay miedo al que no podamos enfrentarnos y vencerlo. 

No te olvides que el miedo huye cuando tenemos en la mente y en el corazón que somos un Pueblo con los mismos Intereses Comunes y Comunitarios que nos protegen frente al individualismo ¡Juntos vencemos al miedo solos lo alimentamos más!

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