Una pequeña luz en la oscuridad ilumina mucho


Amigos míos, una vez más, llega la estación más oscura del año, a pesar que las calles están llenas de luz. Una contradicción épica, que marca la existencia de muchas personas, aquellas que buscan desesperadamente algo de luz verdadera en sus vidas. Nos acercamos también a Januca, la Fiesta de la Luz, en medio de multitudes de diferentes luces a nuestro alrededor ¿Cómo nos preparamos para interactuar en el medio con el que nos relacionamos? Recordemos que estamos en el mundo, aunque no seamos del mundo.

La tormenta del frio y oscuro invierno no está solo en los cambios climáticos sino en los cambios espirituales y emocionales, que empezamos a sentir a nuestro alrededor. En el oscuro tiempo invernal, lleno de luces, el juego de los tiernos sentimientos ha empezado. Las mascarás del carnaval de la sensibilidad ya están repartidas entre aquellos, que esperan no ser reconocidos. La dureza de su corazón se oculta bajo el disfraz de la compasión y las causas humanitarias, tan de moda en estos días. La recogida de alimentos para alimentar a algunos, en alguna noche tachada de especial, calma la conciencia y justifica todo aquello que no hacen el resto del año. 

Todo parece indicar, que hasta las marionetas de madera tienen una especie de conciencia, en forma de pequeño grillo, que les impele a ponerse la máscara de la compasión en estas fechas particularmente. Las apariencias por muy oscuras que sean pesan mucho.

Y nosotros, con nuestra pequeña luz de Januca, en las ventanas de la realidad, miramos asombrados al mundo, que nos rodea y exige que caminemos por sus mismas veredas de la sinrazón. Escrito está “A estos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan(1)” La carrera de la disolución sigue su trazado anual hacia la meta de la desilusión y así año tras año. La tendencia de la humanidad a llenarse de cosas materiales, cuando se está vacío de bienes espirituales, garantiza un lucrativo negocio a los comerciantes del alma y una profunda decepción a muchísimos más.

Nuestros hijos, una vez más, tendrán un choque, con el medio ambiente de oscuridad reinante. En este tiempo también les surgen preguntas, que deberíamos saber responderles al igual que hacemos en Pesaj. ¿Por qué muchos ponen un árbol con luces y nosotros no lo ponemos? ¿Por qué estás noches encendemos la lámpara y la ponemos en la ventana? ¿Por qué celebramos la Fiesta de Januca durante ocho días? ¿Por qué es tan importante esta fecha para nosotros como familia? Prepararnos para respondes estas preguntas es un trabajo emocional y espiritual, que debemos enfrentar como padres y miembros de la Familia de Fe.

Los niños en general, y nuestros hijos en particular, esperan encontrar respuestas en todo. Los padres somos los responsables de buscar las respuestas, que satisfagan su entusiasmo y curiosidad por saber. Cada respuesta formará su vida presente y su esperanzador futuro, del cual nosotros como padres queremos formar parte. Las respuestas tienen que venir de nuestros dichos y de nuestros hechos. No se trata de enseñarles las lecciones teóricas de la vida sino también las lecciones prácticas. Los niños creen más por lo que ven, en nosotros, que por lo que decimos. Las enseñanzas prácticas deben ser reforzadas por nuestras enseñanzas teóricas, que también son necesarias.


Celebrar Januca forma parte de la construcción de nuestra Comunidad unida por vínculos emocionales, espirituales y materiales. Una pequeña Comunidad, con grandes objetivos de futuro, que necesitamos renovar en cada ciclo anual, mensual y semanal. Todos los días somos parte de una gran Comunidad, no solamente en algunas épocas determinadas del año. La fuerza de estar juntos, de tener los mismos objetivos y de celebrar con la misma Luz del Cielo, nos garantiza el equilibrio emocional y espiritual, que todos necesitamos. Somos lo que somos porque estamos dónde estamos y con quién estamos. La vida en comunidad es una luz, que refleja la bendición, que nos viene del Cielo.

La Luz de Januca, en nuestras ventanas, ilumina el mundo más de lo que podríamos imaginar, en esta época oscura del año.  La preparación de Januca empieza en un corazón iluminado por la Luz del Cielo. Un corazón personal, familiar y comunitario, que nos identifica como Familia de Dios. Somos Hijos de Luz creados para luminar, con alegría y bendición, a cuantos nos rodean y especialmente a nuestros propios hijos. Esfuérzate y se valiente. Una pequeña luz en la oscuridad ilumina mucho ¡Las luces hay que encender es Januca!


(1) I Pedro 4.4.

Comentarios

  1. Que buena reflexión. Debemos de ser una luz para el mundo. Hay que encender la luz de Janucá.

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