Los tormentosos Patrones Culturales
El patrón cultural es un esquema de conducta impreso en la
mente y corazón de las personas. Un modelo de actuación que se repite tanto a
nivel personal como social de forma sistemática y de generación en generación.
El patrón cultural está sustentado por ideologías nacionalistas, filosofías
huecas, costumbres arcaicas y todo tipo de supersticiones de aparente
religiosidad. El carácter, la idiosincrasia y las normas sociales propias del
individuo son elevadas a nivel de verdades eternas. La tormenta perfecta está
asegurada cuando el mundano patrón cultural se enfrenta al Patrón Cultural del
Reino de Dios.
Todo patrón cultural precisa de un medio de expresión humano
al cual hemos definido, para esta enseñanza, como soñadores de la oscuridad. Un
medio de expresión humano que es usado, consciente o inconscientemente, para
extender mensajes, profecías, visiones y todo tipo de oscuridad sobre la
resplandeciente verdad revelada por la Escritura. La lucha entre la luz y la
oscuridad está más presente de lo que nosotros podemos darnos cuenta. Los soñadores
de la oscuridad tratarán de desviarnos del santo objetivo de alcanzar nuestra
particular tierra prometida de bendición. Unas formas de aparente
espiritualidad cuyo objetivo es inducir a otros a tomar ciertas decisiones, o ciertas
acciones, alejadas de las metas y objetivos que el Cielo nos ha marcado.
Una clase de personas manipuladoras cuyos objetivos son
alcanzar sus propios intereses, sobre las necesidades de los demás. Oscuros
soñadores, con oscuros y egoístas intereses, que solo sirven para consumir las
fuerzas de los que se esfuerzan por ser mejores y cambiar para bien. Una
especie de ciega sanguijuela que se nutre de egocentrismo, orgullo y vanidad, que
los lleva a despreciar el esfuerzo comunitario. En lugar de cooperar con los
demás por alcanzar los Intereses Comunes y Comunitarios se dedican a
desmotivar, desunir e interrumpir el trabajo en equipo. Todos tenemos la
necesidad de tener a nuestro lado constructores de esperanza y no destructores
de la motivación.
Unos soñadores de la oscuridad qué manchan el honor de sus Maestros,
Guías o Pastores y qué rechazan su autoridad espiritual. Nubes sin agua, como
las define la Escritura, que reniegan de aquellos que los cuidan y dirigen. Los
visionarios y soñadores de la oscuridad atentan contra los más básicos
Principios de la Escritura corrompiendo la unidad fraternal.
No obstante, de la
misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad
y blasfeman de los poderes superiores (Judas 8)
El patrón autodestructivo que siguen está delineado, con
toda claridad, en el pasaje ya mencionado ¿Duro verdad? Lamentable doloroso
para todos, pero especialmente para ellos y su familia. Torpes en el plano
espiritual y torpes en lo natural al no percibir las consecuencias de sus
acciones.
El conocer el significado de las palabras es imprescindible,
para entender todo párrafo o pasaje que estemos tratando de analizar. Por
ejemplo, mancillar es causar perjuicio en la honra o el honor de una persona,
familia o linaje ¿Entendemos mejor este pasaje ahora? Así son los soñadores de
la oscuridad. Solo ven lo que les conviene e interesa. No ven los intereses de
los demás solo los suyos. No atienden a razones, pero razonan para sus propios
e individualistas intereses. Causan un doloroso prejuicio con sus palabras,
falta de compromiso y falta de cooperación deshonrando el honor de sus Maestros.
Unos soñadores que rechazan la autoridad de todos, aunque la disimulen con
huecas palabras de aparente espiritualidad.
Los soñadores de la oscuridad aparentan una falsa humildad,
que salta por los aires en cuanto les enfrentas, con una verdad que les
incomoda. Como es más que evidente los patrones culturales tienen mucho que ver,
con esta clase de comportamiento tan alejado de la verdadera fe. Unos patrones
culturales aprendidos desde la infancia que suponen una barrera infranqueable
para cambiar en lo espiritual y aceptar cualquier tipo de cambio en general.
Un patrón cultural que se convierte en una forma de conducta
rígida y dirigida por atávicos espíritus ancestrales, qué ciegan el alma e
impiden todo cambio verdaderamente espiritual. Una clase de espíritus que se
trasmiten de generación en generación, de familia a familia y de padres a
hijos. Los que logran vencer estos ya nombrados atávicos espíritus ancestrales tienen
que estar siempre atentos y protegerse renunciando expresamente a esos patrones
culturales, que en su momento los mantuvieron atados. No es posible liberarse
del mencionado patrón cultural sin la ayuda expresa del Cielo, aunque la
decisión es de nuestra más absoluta responsabilidad.
¿Algún caso bíblico de liberación del patrón cultural? El
más contundente es el protagonizado por Rut la moabita y Noemí su suegra judía.
Una clara victoria sobre la inducción a seguir los nombrados patrones culturales
que todos hemos sufrido en algún momento y de los cuales hemos de liberarnos.
Rut respondió: No me
ruegues que te deje y me aparte de ti, porque a dondequiera que tú vayas, iré
yo, y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi
Dios. Donde tú mueras, moriré yo y allí seré sepultada. Traiga Dios sobre mí el
peor de los castigos, si no es solo la muerte lo que hará separación entre
nosotras dos (Rut 1.16–17)
En el próximo capítulo de esta serie titulada “Las Tormentas
de Verano” seguiremos descubriendo la victoria de Rut sobre sus propios
patrones culturales. Proponemos y sugerimos a modo de “deberes para hacer en
casa” leer el libro de Rut. Todos necesitamos tener una base de diálogo y
comprensión del tema que estamos desarrollando. Además de todo esto os pedimos
que contestéis la siguiente pregunta ¿Qué le llevó a Rut a romper con su patrón
cultural? ¿En qué rompió específicamente con su patrón cultural? Continuamos en
el próximo estudio y comentaremos vuestras respuestas.
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