Los ritos de muerte de los zombis religiosos


La enseñanza de hoy no se relaciona con esta época del año en donde el Paganismo, entendido como una religión, celebra Halloween. La relación macabra entre los que se abrogan ser sacerdotes cristianos y los druidas, también sacerdotes paganos, es la base sobre la que trataremos en este breve estudio, que ciertamente podría cambiar tu actual situación espiritual y emocional.

La muerte llega siempre a tiempo, nunca se retrasa, aunque todos nosotros queremos evitarla indefectiblemente nos la encontraremos. Los que creemos en la Vida Eterna, al lado del Creador, estamos conscientes de que hay otra vida después de la que ya conocemos. La certeza de que la muerte es una puerta por la que algún día entraremos, para vivir una nueva realidad, nos hace conscientes de las responsabilidades que en esta vida tenemos delante del Creador.

La sombría muerte es más sombría cuando aquellos que se llaman así mismos sacerdotes introducen al fallecido y sus familiares en una especie de antesala emocional de la muerte. Una lúgubre sala, que en los cementerios se llama capilla, donde se realizan esperpénticos y dañinos ritos funerarios. Un rito supuestamente cristiano, representado por una especie de sacerdote del mal, tan pagano como lo pueda hacer un sacerdote druida. El Druidismo o Paganismo es una religión practicada y reconocida en muchas partes del mundo en la actualidad, aunque sus orígenes se remontan a los mismos albores de la humanidad.

El cortejo burlesco de la muerte se ceba en aquellos que carentes de la genuina fe son arrastrados, por el viento de las emociones, al abismo de la perdición eterna. Un matarife de la fe, manchado con la sangre espiritual de los muertos, que a modo de sacerdote burlón introduce el cadáver al crematorio, en medio de ritos absurdos, ridículas poses y abluciones dantescas. En la retina emocional de los asistentes queda grabada la idea de que han hecho el último favor al fallecido acompañando sus restos hasta la misma boca del horno incinerador. Toda una premonición de lo que a muchos les espera, al otro lado de la vida tal como hoy la conocemos. Unas teatrales cortinas rojas se cierran ante los ojos de los compungidos asistentes que no han percibido las consecuencias eternas que conlleva vivir de espaldas, a la Voluntad de Dios.

“Esto es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la Verdad” 1 Tim. 2.3–4

La Biblia enseña con absoluta claridad que Dios quiere, que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad. El drama es que estos y otros matarifes burlones de la fe están inoculando tal cantidad de dosis venenosas contra la verdadera fe, que la conciencia de muchos está insensible a la Verdad. Una conciencia cauterizada que impide percibir el peligro no solo de morir, sino el peligro de morir eternamente. El teatro burlesco de la falsedad religiosa está produciendo muchos zombis espirituales, que viven estando muertos espiritualmente. La peor muerte es la espiritual pues tiene consecuencias eternas irreversibles.


Una vez que morimos viene el Juicio Celestial que dictaminará nuestra vida eterna con Dios o nuestra eterna condena alejados de Dios. La venenosa mentira de que hagamos lo que hagamos, en esta la vida, al final todos seremos perdonados es la más dramática y cruel falsedad que ha contaminado a la humanidad. El tiempo se pasa muy deprisa, al igual que la vida, y es imprescindible que reflexionemos y pidamos sincero perdón a Dios por dejarnos arrastrar, por tan perversa mentira de que hagamos lo que hagamos no tendrá consecuencias. La única posibilidad de cambiar el futuro es que nos reconciliemos con Dios, en el presente, y vivamos conforme a su Voluntad.

El proceso de integración, en la verdadera y limpia atmósfera espiritual del Cielo, lleva también su tiempo. No se puede cambiar de la oscura noche a la luminosa mañana, en un instante. El tiempo de aclimatación al aire puro de la Verdad exige una cierta calma, pero también una absoluta continuidad. En palabras coloquiales sin prisa, pero sin pausa.

El dolor que sentimos cuando vemos el diabólico engaño al que están sometidos la mayoría de los seres humanos nos impele a luchar por salvar a nuestras familias, en primer lugar, y por el resto de nuestros semejantes. No podemos callarnos ante tan cruel e inhumana mentira que está llevando a la muerte eterna a muchos. El tiempo de luchar ha llegado y el enfrentamiento se presupone duro. El mensaje de Dios a la humanidad implica un cambio de dirección total y radical. Los ritos religiosos, ante el cadáver de un ser querido, no cambiarán el destino eterno del finado, pero sí podrían cambiar para perdición eterna el destino de aquellos que no disciernen la Verdad de Dios, de la venenosa mentira.


La lucha contra la corriente dominante de este mundo, patéticamente seudo-religioso, está servida si se quiere saber y vivir conforme a la Voluntad del Único Dios Verdadero. La lucha no implica cambiar de religión, por muy buena que pudiera parecer, sino de cambiar de corazón y mente, para reconciliarnos de forma efectiva con Dios. La otra opción es seguir los pasos de aquellos que conducen a la muerte eterna a muchos, con sus perversidades religiosas paganas. Unos ritos que conducen como borregos que son llevados al matadero, a la condenación eterna. Unos perversos ritos conducidos por los ya nombrados zombis religiosos y muertos espiritualmente, con apariencia de vivos.
  
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Jn. 11.26

Un viejo aforismo inglés dice que “se puede llevar a un caballo al borde del agua, pero que no se le puede obligar a beber” por mucho que lo intentemos. La voluntad del ser humano está garantizada por el Cielo, que nunca nos obligará a creer, pero que siempre nos llamará a cambiar, arrepentirnos y a vivir una existencia con propósito, para ayudar y bendecir a nuestros semejantes. La decisión que tomes hoy afectará a tu mañana y al resto de tu eternidad. En este proceso cuenta con nosotros como labradores y colaboradores de la Labranza de Dios. Una vez más reconcíliate con Dios y empieza a vivir la eternidad hoy mismo.

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