La sencilla motivación del que sirve

En el tiempo de Mao Tse-Tung en China se aplicó la uniformidad total del país. El uniforme se impuso como norma de vestimenta exterior y como forma de pensamiento interior.


Todos vestían iguales y todos pensaban lo mismo aparentemente aunque en el interior del alma china el deseo de libertad luchaba, y sigue luchando, por salir de la cárcel del más férreo comunismo. No podemos confundir el uniforme que viste los cuerpos con la uniforme motivación, que viste el alma y los pensamientos. El Reino de Dios no busca uniformarnos, vestirnos todos iguales, sino que tengamos una uniforme y sencilla motivación de servir.

La unidad, de la que tanto enseña la Escritura, está basada en una misma línea de pensamiento establecida por Dios. No se nos pide que vistamos igual y que pensemos todos lo mismo, sino estemos motivados y orientados hacia lo mismo. La orientación y la motivación, a la cual el Cielo nos guía, tiene que ver con la Voluntad de Dios y no solo con la nuestra. Lo que Dios quiere es la motivación correcta que nos guíe a lo que nosotros debemos querer. El “hágase tu voluntad” no puede ser una frase, que repetimos de vez en cuando, para que los demás piensen lo espirituales que somos ¿Pensamos que podríamos engañar a Dios? Pobre de nosotros.

El uniforme con el que deberíamos vestirnos es la genuina fe. Un eficaz uniforme espiritual que protege nuestros pensamientos de personalismos innecesarios y que nos sitúa en el ámbito de lo imposible, para que pueda hacerse posible y visible.

En realidad, podríamos vestir todos iguales y pensar totalmente cosas diferentes. Los ejércitos uniforman fácilmente a sus soldados, pero lo difícil es uniformar sus pensamientos enfocándolos hacia una acción conjunta y unitaria. En teoría un ejército debería tener los mismos intereses enfocados a la defensa de un país y sus ciudadanos, pero aun así necesitan la uniformidad de motivación para alcanzar la victoria.

La vida es muy sencilla y todo lo que pretendamos hacer debe partir de esa sencillez básica, que el universo también manifiesta. Cuando vivimos sencillamente entendemos y apreciamos mejor las cosas sencillas de la vida. No por ser algo sencillo, incluida la vida, deja de ser importante. El llamamiento no es solo a vivir de una forma sencilla, sino a ser sencillos en nuestra forma de pensar y actuar.

Solo los sencillos pueden llegar a ser sabios, por medio de la Escritura. Los que se creen sabios deambulan soberbiamente por los campos del supuesto conocimiento espiritual, que en la práctica se define como mística. El señor llama a sencillos para hacerlos más sencillos y eficaces, en el servicio a Dios y al prójimo. “La Ley de Dios es perfecta: convierte el alma; el Testimonio de Dios es fiel: hace sabio al sencillo” Salmo 19.7

La sencillez es la mejor manera de estar motivados y orientados al servicio de Dios y del prójimo. Una persona sencilla ayudará sencillamente a los demás. No necesitará hacerse un complicado planteamiento, para ayudar, sencillamente ayudará. En el campo del diseño lo más difícil es hacer las cosas sencillas. Los jóvenes diseñadores suelen hacer llamativos diseños con muchos objetos y con recargada saturación de colores. Por alguna razón creen que cuanto más colores, objetos y volúmenes contenga el diseño va a ser mejor y más apreciado.

Los grandes visionarios han sido aquellos que han sabido captar la sencillez, en la forma y en el fondo, para comunicar un cierto mensaje. Los anuncios de Apple suelen ser sencillos fondos blancos sobre los cuales se presenta un determinado producto. Nada de colores agresivos, fondos saturados de mil colores y multitud de objetos. Un sencillo fondo blanco y un solo producto u objeto, a presentar.

Las campañas más sencillas son las que más éxito tienen. Una sencilla exposición de los hechos que Dios hace, por medio de su Palabra es más que suficiente para hacerla entender la verdad a los sencillos de corazón. No confundir los sencillos de corazón con los ingenuos. “La exposición de tus Palabras alumbra; hace entender a los sencillos” Salmo 119.130

El Cielo nos ha diseñado sencillos pero la maldad asumida por nosotros mismos nos ha complicado la existencia. Una vida sencilla para una gente sencilla, con una forma de pensar sencilla. La búsqueda que debemos emprender es ser sencillos, eficaces, útiles y prácticos a la vez. Todo lo demás que nos rodea es adorno estético que nos uniforma con el mundo y nos hace identificarnos con sus enrevesadas propuestas. Todo lo demás es ficticia fachada espiritual sin posibilidad de hacerlo lo que es ético y bueno.

Las casas donde vivimos y las cosas de la vida deben ser sencillas. La ropa cómoda sencilla y el corazón sencillo y acomodado al servicio de Dios. 

La vida sencilla por encima del adorno, la ostentación y la vanagloria. Todo lo superfluo es ostentoso y pesado para el cuerpo y el espíritu. Haced todo sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprochables y sencillos, Hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo, asidos de la Palabra de Vida, para que en el día del Mesías yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado. Filip. 2.14–16

Dios está buscando mujeres y hombres sencillos de corazón que estén sencillamente interesados, en ayudar a los demás. Los sencillamente comprometidos con el Señor llevarán un mensaje sencillo. Una sencillez poderosa que alcanzará a otros, también de corazón sencillo, que buscan la Verdad. El Cielo busca sencillos pescadores, comprometidos pastores, eficaces obreros, fieles sirvientes esforzados labradores, para convertirlos sencillamente en Mayordomos del Rey ¿Quieres servir sencillamente al Rey? Unifórmate con la sencilla motivación del que sirve a Dios y al prójimo.


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