Motivados a la victoria

La motivación se mantiene cuando sabemos esperar la intervención del Cielo, pero dicha espera tiene que estar enfocada en la victoria. Los conceptos de este mundo chocan con los Principios establecidos por Dios. 


La manida frase “lo importante es participar” genera conformismo, apatía y falta de visión de futuro. Lo importante es alcanzar la meta, el objetivo que en todo caso debería ser una bendita victoria. 

En semanas anteriores hemos hablado de la sencilla motivación que nos enseña a vivir con sencillas normas establecidas por el Eterno, para nuestro bien y bendición. Una motivación que nos impele a aprender, para después enseñar. La motivación a la victoria debe enfocarse a todos los ámbitos de la vida. 

La victoria en la lectura diaria de la Biblia no es fácil. La constancia, en términos generales, es un objetivo que implica espiritualidad. La victoria de saber buscar a Dios en los momentos difíciles, que son cuando más buscamos, y la victoria de saber buscar a Dios cuando todo nos va aparentemente bien. En una forma o en otra, por abundancia o por escasez, tenemos que alcanzar la victoria, en toda situación.

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Filipenses 4.11–12

En este contexto “aprender a contentarse” no es resignarse sin más, sino estar motivado a la victoria por el aprendizaje práctico de estar relacionados, con el Señor. La relación personal con Dios nos lleva a aprender y a superar toda situación, con una actitud de victoria. No se trata de aceptar una situación con resignación y esperar que las cosas cambien, sino enfrentarnos con fe a los problemas y retos que se nos plantean cambiando las cosas.


La victoria es el objetivo que cambia las cosas mientras que la resignación mantiene todo igual, aunque tendente a ponerse peor. No podemos esperar que las cosas cambien, sea la situación que sea, sino que tenemos que levantarnos emocional y espiritualmente con las fuerzas de Dios, para cambiar la mentalidad de esperar sin hacer nada. La victoria está siempre delante de nosotros, aunque la derrota puede estar igualmente frente a nosotros, sino estamos enfocados y motivados a vencer, toda dificultad, desánimo y desafío que nos impida progresar.

Es difícil estar motivados, a la victoria espiritual, cuando en el plano material tenemos abundancia. La esperanza se pierde cuando no tenemos, que esperar nada. La fe se desvanece cuando no necesitamos mañana aquello que hoy tememos. La comodidad nos hace incapaces de estar motivados a la victoria en general y mucho menos a la victoria, en el plano espiritual.

El caballo se apareja para el día de la batalla, pero Dios es quien da la victoria. Proverbios 21.31

Todo esfuerzo debe estar enfocado a la victoria, esa es nuestra parte, pero es Dios quién nos da la mencionada victoria. Los que se creen autosuficientes están motivados a la victoria para engrandecer el ego, pero no para acercarse al Señor, en busca de dirección. Ya dijimos en anteriores estudios que no se trata de estar uniformados sino motivados a la victoria espiritual de encontrarnos con Dios. La sencilla motivación nos lleva a entender la sencillez básica de buscar a Dios. Los sencillos no son ingenuos, sino sagaces y enfocados a los retos espirituales que el Cielo ha preparado de antemano, para que andemos motivados hasta alcanzarlos.


Yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
Mat. 10.16

Las palomas saben orientarse y enfocarse hacia el objetivo, que se le ha marcado. Así nosotros deberíamos estar orientados a la victoria en el sentido más amplio de la palabra. No se espera de nosotros que pasemos la vida volando sin dirección alguna, sino que alcancemos el objetivo de la victoria. Un objetivo al cual estamos llamados todos nosotros, a nivel personal, familiar y comunitario. 

Los retos que tenemos por delante solo podremos alcanzarlos si mantenemos los consabidos Intereses Comunes y Comunitarios, como un objetivo noble al cual llegar. El camino es largo por lo cual precisamos mantener la correcta motivación en el tiempo. El saber esperar requiere la motivación de querer alcanzar la victoria, aunque sea dando pasos cortos.

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por el Mesías. Filip. 3.12

Ciertamente no hemos alcanzado todos los objetivos espirituales que el Cielo nos ha marcado, pero seguimos motivados a alcanzar esa victoria, con esfuerzo y ayuda mutua. El proceso de mejorar empieza en la lectura y el estudio a la Escritura y en el sincero esfuerzo de buscar a Dios. Los cambios cuestan tiempo, esfuerzo y dinero que son parte de la bendición del Cielo, para sus hijos. Unos regalos de Dios, que deberíamos apreciar y agradecer estando motivados a la victoria.

El Señor ha puesto los medios para que alcancemos los objetivos, pero la motivación a la victoria es nuestra responsabilidad personal ¿Nos mantendremos motivados? Un día también se nos pedirá cuentas de los que hicimos con los regalos, en forma de talentos, que el Cielo nos ha dado para que estemos motivados a alcanzar toda victoria. Una motivación que nos lleva a compartir y repartir las bendiciones que el Cielo nos ha dado, para que nadie diga que siempre nos quedamos con lo mejor.

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