El Día de Jerusalem



A las puertas de celebrar el Día de Jerusalem los acontecimientos se van precipitando con absoluta rapidez y el mundo entero pone los ojos, en Israel ¿Algún acontecimiento milagroso acontecerá en tan significativo momento histórico? Todo el mundo estará atento a los festejos que acompañarán tan especial celebración.

En el momento que me dispuse a escribir esta enseñanza busqué en mi fichero personal los comentario, artículos y estudios que había escrito con anterioridad, para situarme mejor en el contexto. Al no haber subido a nuestra página web el mencionado artículo he pensado que sería oportuno publicarlo también aquí y ahora. La importancia de Jerusalem, en los aspectos proféticos es incuestionable. La falta de comprensión de estos acontecimientos afecta a nuestra fe y espiritualidad.

En la última lectura del Libro de los Salmos se puede ver esa incidencia espiritual de Jerusalem en aquellos que nos definimos como creyentes. El Mesías lloró por Jerusalem lo que sin duda es una señal clara de su trascendencia e importancia, en el Plan de Dios para la humanidad. Los siguientes párrafos corresponden al mencionado artículo que esperamos sea leído o releído con esmerada atención, por vuestra parte.

Los modernos constructores del Nuevo Orden Internacional siguen tropezando, en la Piedra Angular de Jerusalem. En Israel y en el corazón de todos los judíos, diseminados por la diáspora, la capital indiscutible e indivisible es Jerusalem. Una piedra angular que muchos han tratado de cargar sobre sus espaldas y que ha acabado dejando lisiados, a sus portadores. No se puede ejercer autoridad, sea del tipo que sea, sobre Jerusalem y no salir juzgado por el Cielo.


La comunidad internacional no quiere reconocer a Jerusalem como la Capital de Israel. Un gran tropiezo que les está costando y les costará la desintegración nacional y las divisiones sociales de toda clase. El mundo se está dividiendo y fragmentando política, religiosa y socialmente mientras el Reloj del Juicio Final avanza a su zona más oscura.

El llamado “Reloj del Juicio Final", es un reloj simbólico, mantenido desde 1947 por la junta directiva del Bulletin of the Atomic Scientists (Boletín de Científicos Atómicos) de la Universidad de Chicago (EE. UU.), que usa la analogía de la especie humana estando siempre "a minutos de la medianoche", donde la medianoche representa la "destrucción total y catastrófica" de la Humanidad. El mencionado reloj está, según los últimos cálculos, muy cerca de la media noche, para ser muy exactos a dos minutos en términos filosóficos.

La humanidad sigue estando a oscuras, en términos generales, tropezando continuamente con las mismas piedras. En el refranero popular se dice que “ningún burro tropieza dos veces en la misma piedra” Lástima que muchos humanos no seamos burros. Los arquitectos de la política internacional contra Israel están tropezando también en la misma piedra que representa Jerusalem. Tropiezan y tropiezan hasta que, lamentablemente se partan la crisma, en el sentido más amplio de la palabra.
Unos arquitectos suicidas que no saben poner la piedra angular Jerusalen en la posición perfecta que le corresponde. Una piedra angular que permite la construcción y el desarrollo de toda la humanidad. 

Los modernos arquitectos de utopías sociales siempre van en contra del experimentado y clásico diseño, en la construcción de edificios emocionales de progreso y prosperidad. El Cielo como experto arquitecto de una maravillosa creación colocó a Jerusalem como la Piedra Angular, con mayúsculas, para la construcción de un mundo mejor y más libre. Un mundo en continuo movimiento hacia la perfección que sin duda algún día, en ese mencionado Reloj del Jucio Final, dará la hora en la que todos seremos juzgados por nuestros actos.

El siguiente minuto al que pase la manilla del reloj será el reconocimiento internacional de Jerusalem como Capital de Israel. Los constructores del futuro son aquellos visionarios, que saben colocar la Piedra Angular en el lugar que le corresponde. Un lugar, el de la piedra fundamental, que permite al edificio construirse con una base firme, para todos los seres humanos.

El verdadero Reloj del Cielo sigue su marcha inexorable para completar la maravillosa creación de la cual el ser humano forma parte. Coloquemos la Piedra Angular en su sitio y todo lo demás se construirá correctamente, para el bien de toda la humanidad. Construir con las normas del Cielo siempre trae cuenta y es garantía de que esa tan anhelada internacionalmente paz y seguridad algún día se alcanzará. Mira el reloj que ya muy cerca la hora de ver a Jerusalem como la Capital Indivisible de Israel. Algunos ya están cambiando sus embajadas de Tel Aviv a Jerusalem ¡Necesitamos constructores visionarios de futuro!


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