La prueba más difícil de identificar y superar



En muchas ocasiones escuchamos decir, o decimos, que estamos pasando por una prueba cuando las cosas van mal, se ponen difíciles o pasamos por una enfermedad. Los problemas siempre los relacionamos con pruebas entendidas como dificultades que nos hacen sentir mal o pasarlo peor de lo que quisiéramos. Las pruebas siempre las identificamos con problemas, pero ¿Qué pasa cuando la prueba no está relacionada con un problema o dificultad sino con una bendición?

Lo primero que tenemos que entender es el concepto “prueba” que se define según el diccionario como: “Acción de probar a alguien o algo para conocer sus cualidades, verificar su eficacia, saber cómo funciona, cómo reacciona, o qué resultado produce”. En el diccionario podremos encontrar una más amplia definición de prueba, que en su primera acepción está relacionada siempre con “acción y efecto de probar”. Toda prueba es una acción que producirá un resultado sea positivo o negativo.

La prueba que nos sobreviene puede ser por medio de un problema en forma de escasez o por medio de una bendición, en forma de todo lo contrario como es la abundancia. No solemos identificar como prueba cuando tenemos abundancia, cuando tenemos todo lo que necesitamos e incluso cuando tenemos mucho más de lo que necesitamos. Las pruebas, podemos llegar a pensar, son cosas de escasez, preocupación o cualquier necesidad no cubierta. Por lo general identificamos prueba con problemas sin darnos cuenta qué la abundancia de bendición es también una prueba, que exige ser superada por parte de nosotros.


En el Libro de Éxodo 16.4 se nos enseña que “Dios dijo a Moisés: Mira, yo os haré llover pan del cielo. El pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi Ley, o no”. Aquí la prueba no era por falta de pan sino por la abundancia del pan. El Pueblo de Israel fue probado por Dios, en su integridad y obediencia, por medio de la abundancia y la forma de gestionar los recursos bendecidos que el Cielo les daba. La prueba consistía en recoger solo la cantidad de pan o maná que Dios les dijo, en el día que les dijo previo a Shabat y en la forma establecida por el Señor. Las pruebas tienen también formas para ser superadas con éxito.

“Pero ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron algo para el otro día; pero crió gusanos, y apestaba. Y se enojó con ellos Moisés” Éxodo 16.20

Las pruebas más difíciles de superar no son por la escasez, sino más bien por la abundancia. La experiencia personal como Guías del Rebaño Labranza de Dios nos ha enseñado a lo largo de muchos años de servicio al Señor, que los problemas más graves empiezan por la abundancia y no tanto por la escasez. Muchos han sido aparentemente muy espirituales cuando estaban siendo probados con escasez, pero cuando superaron las dificultades, escaseces y penurias alcanzando un cierto nivel económico con abundancia y bendición dejaron de ser fieles en todo. 

La fidelidad a la Congregación empezó a tambalearse de forma ostensible. La asistencia a las reuniones y eventos comunitarios ya no eran imprescindibles. El sostenimiento de los Pastores cesó de un día para otro y los diezmos dejaron de ser depositados en el Alfolí de la Comunidad, para pasar al banco del mundo, en donde se agusanan, apestan y corrompen. La seguridad que les daba el estar bien económicamente afectó a su fe y la diluyó lenta, pero inexorablemente.

La prueba de la abundante bendición es mucho más difícil de superar, que las pruebas de la escasez y más complicadas de identificar ¿Te has puesto a pensar que Dios puede estar probándote por medio de la bendición que te ha dado? Tal vez has pensado que la bendición que gozas es fruto de tu fidelidad en el tiempo de escasez ¿No te das cuenta qué después de la prueba de la escasez viene la prueba de la abundancia y la bendición? ¿Estamos siendo igual de fieles ahora en este tiempo de abundancia que cuando estábamos en el tiempo de la prueba de la escasez? La respuesta y las acciones pertinentes de cambio están en tus manos. Dios ha puesto delante de ti dos montes el de la maldición y el de la bendición, para que tu elijas a dónde vas a subir. Luego no digas que la culpa de tu situación la tienen otros e incluso le eches la culpa a Dios.

La abundancia debe ser gestionada con fe y no con miedo. Los que gestionan la abundancia de bendición con miedo, dejando de ser fieles en todo lo que es debido, acabarán gestionando la escasez otra vez tarde o temprano. Algunos fueron probados por un periodo prolongado de escasez y la superaron, pero cuando llegaron al tiempo de la abundante bendición lamentablemente no superaron la prueba ¿Seremos nosotros unos de ellos? La respuesta es parte de otra historia. Una historia que la escribimos cada uno con nuestras particulares decisiones y pruebas.

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