Colaborando con el Cielo para cambiar la tierra (Serie)
Una de las cosas importantes de la vida es saber de dónde
venimos, que hacemos aquí y a dónde vamos. En nuestro caso tenemos absolutamente
asumido que venimos de la voluntad creadora de Dios. No todos los seres humanos
reconocen sus orígenes en el Creador, pero nosotros creemos que hemos sido
creados por Dios a su imagen y semejanza. Sin este concepto no podemos
construir el presente, ni el futuro de nuestra existencia a nivel personal,
familiar y comunitario. La base emocional que nos permite desarrollarnos,
crecer, prosperar y ayudar a otros es entender que hay un propósito integral en
nuestra vida. No estamos aquí por casualidad, sino por razones eternas que afectan
también a nuestra eternidad.
La Comunidad Sefardita Labranza de Dios, de la cual formamos parte, tiene sus orígenes a
lo largo de la historia en el mismo principio por el cual hemos sido creados
con propósitos eternos. Una comunidad en términos generales está formada por
personas que tienen unos conceptos afines, objetivos e intereses comunes. El diccionario
define comunidad de la siguiente manera: Cualidad
de común. Conjunto de las personas de un pueblo, región o nación. Conjunto de
naciones unidas por acuerdos políticos y económicos. Conjunto de personas
vinculadas por características o intereses comunes. La Comunidad en la cual
nos desarrollamos nos vincula por medio de lo que hemos definido como Intereses
Comunes y Comunitarios.
Todos nosotros tenemos los mismos intereses personales. La
necesidad de pertenecer a un grupo, pueblo, nación o familia es una necesidad
común a todos los seres humanos. El sentido de pertenencia nos une con otros, o
nos separa de los demás. Cuando el sentido de pertenencia es exclusivista se convierte
en rechazo a los que no pertenecen a su grupo étnico, social, religioso,
político o de cualquier otra línea de pensamiento. El trasfondo cultural modela
en la mayoría de los casos las actitudes y la forma de pensar que tenemos. Nos
creemos superiores o inferiores a otros por nacer en un cierto lugar, pueblo o
nación. A mayor sentido de pertenencia a un cierto grupo mayor puede ser el
riesgo de considerarnos mejores y superiores a otras personas.
Cuando sabemos que todos procedemos de la voluntad creadora
de Dios el sentido de pertenencia nacionalista deja de influir de forma
determinante en nuestra vida. No somos peores, ni mejores por nacer en un
cierto lugar. La cultura social y religiosa son factores temporales que se
corrigen con el tiempo. No hay ninguna cultura que sea mejor que otra. Las
diferentes culturas son un proceso degenerativo que precisa de la intervención
de Dios, para su positiva y correcta trasformación. En muchos casos creemos, o
no creemos, ciertas cosas por la influencia cultural que hemos recibido de
nuestras respectivas naciones. Nadie está libre de la influencia cultural del grupo
en el cual nació.
Los nacionalismos excluyentes son uno de los más peligrosos sentimientos
que un ser humano puede albergar en su corazón. Los nacionalistas sean de
carácter cultural, político, religioso o étnico siguen llevando a la humanidad
a grandes catástrofes que han dejado millones y millones de seres humanos
asesinados por parte de aquellos que se creían mejores que los demás. El caso
más dramático está en el denominado Nacional Socialismo (Nazismo) que llevó a
la muerte de forma atroz a más de seis millones de judíos, entre otros seres
humanos, a los cuales los nazis no consideraban personas. Los gitanos y otros
grupos étnicos, así como a personas con discapacidades físicas o mentales, también
fueron asesinados por los nazis.
Los que creen y saben con absoluta certeza que son creados
por Dios no pueden ver a los demás como inferiores, diferentes o extraños.
Todos los seres humanos formamos parte de la maravillosa creación de Dios
incluidos el resto de los seres vivos sean animales o plantas. La naturaleza
misma está gimiendo para ser redimida de la brutalidad con la que es tratada
por muchos que se llaman seres humanos.
“Por
tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción
a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación gime
a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” Rom.8.21–22
Por tanto, la Comunidad Sefardita Labranza de Dios está
formada por aquellos que reconocen que son creados por Dios con el objetivo de reparar
el mundo, en el sentido más amplio de la palabra. La reparación del mundo
precisa decisión, preparación, práctica y el responsable valor de enseñar a
otros. Un proceso continuo de enseñanza y discipulado que ayude a cambiar a las
personas, para que a su vez cambien el mundo. No se puede cambiar el mundo sin
que primero cambiemos nosotros mismos.
La Comunidad Sefardita Labranza de Dios ha sido creada para
colaborar con el Cielo a cambiar y reparar el mundo en su integridad. Si tu intención
es cambiar el mundo empieza por tomar la decisión de comprometerte con Dios,
formar parte de una Comunidad con nobles objetivos y prepararte para elevado
motivo en la vida de enseñar a otros a cambiar también el mundo ¿Qué significa
sefardita? Eso forma parte de la continuación de esta serie de enseñanzas que
tienen la meta de definir lo que somos, lo que creemos y los objetivos comunes
que nos animan.
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