El saco roto de los intereses personales
En el mejor de los casos algunos que se definen como creyentes siembran con miedo y en el peor, ni siquiera siembran. La realidad que vivimos, en términos generales, es que pocos se toman en serio la gran responsabilidad de sembrar la Buena Semilla ¿Cuál es la Buena Semilla? Si a estas alturas no lo sabes es mejor que pidas perdón al Cielo y que cambies de dirección urgentemente. La misma realidad nos dice que algunos siembran mucho, pero cosechan poco o incluso nada.
“Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no os saciáis; bebéis, pero no quedáis satisfechos; os vestís, pero no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su salario en saco roto” Hageo 1.6
¿Por qué sembrando mucho recogen poco? Primero porque no es la Buena Semilla lo que siembran y segundo porque lo hacen pensando en sus intereses personales. Una semilla, la de los intereses personales, que lleva mucha cizaña. El contexto de este pasaje del Libro de Hageo nos sitúa en los tiempos de la restauración del Templo de Jerusalem. Una obra que iniciada pronto se había paralizado. Las consecuencias de empezar algo y no terminarlo son determinantes para que las cosas empiecen a ir de mal en peor. Los resultados serán escasos y las frustraciones continuas.
El esfuerzo en común es necesario para llevar a buen fin los planes de Dios para nuestras vidas en Comunidad. Las actitudes predominantes, ante un gran reto como es restaurar lo que está en ruinas, van desde mirar para otro lado a marcharse a otro lado. En ambos casos es una dejación de responsabilidad muy grave que no pasa desapercibida para Dios ¿Acaso no conoce el Señor lo que en realidad hay en nuestro corazón? Los pensamientos en los cuales estamos ocupados la mayor parte del tiempo son la verdadera razón por la que hacemos o no hacemos algo que forma parte de nuestra responsabilidad.
Cuando nuestros pensamientos están centrados en nuestros propios proyectos nos abstraemos de toda responsabilidad comunitaria centrándonos en los intereses personales. De la misma manera podríamos dedicar todo el esfuerzo a un proyecto, con apariencia de ser bueno, cuando en realidad no es más que otra forma de evadir responsabilidad e intentar huir a donde nadie nos exija hacer lo que debemos hacer ¿Acaso no está Dios en todas partes? ¿Acaso habrá un lugar en donde podamos escondernos de la voluntad de Dios? No es ingenuidad sino desobediencia lo que impide que sembremos, cuidemos, cosechemos, almacenos, administremos, compartamos y repartamos la cosecha ¿Nos imaginamos lo que habría sucedido si José hubiera hecho almacenes o silos para el trigo solo para él y su familia? ¿Cuántos hubieran muerto de hambre en Egipto? ¿Acaso no habría perecido también su propia familia? Los proyectos personales no son buenos en sí mismos sino están supeditados a los Intereses Comunes y Comunitarios de la Comunidad, valga la redundancia, de la cual decimos formar parte.
La advertencia de Dios, por medio del profeta Hageo, es que no confundamos sembrar mucho, sea lo que sea, con sembrar lo que debemos sembrar. La cantidad y la calidad no están relacionadas necesariamente. El trabajo de sembrar es vano e infructífero cuando nos esforzamos en sembrar la semilla de nuestros propios intereses personales. Una semilla que no se nos mandó sembrar. El resultado siempre será de profunda insatisfacción a nivel material y espiritual. Todo lo que podríamos estar ganando, centrados en sembrar la Buena Semilla, se irá perdiendo por el camino. Otros serán los que recojan la buena cosecha en la cual nosotros deberíamos estar ocupados y preocupados.
El granero de la bendición de compartir y repartir solo es posible diseñarlo y construirlo cuando nuestros objetivos están centrados en el bien común de cuantos nos rodean. El llamado del Cielo solo es perceptible para aquellos cuyas actitudes, pensamientos y objetivos están basados en los Intereses Comunes y Comunitarios. La cosecha de bendición que podrías estar recibiendo, por tu trabajo, caerá en el saco roto de los intereses personales y lamentablemente se perderá. Piénsalo que aún estás a tiempo de cambiar tu vida y la de tu familia. "Así ha dicho el Señor de los Ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos" Hageo 1.7
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