La satisfacción espiritual perdida


En los capítulos anteriores hemos definido el concepto reconversión que está relacionado con el Proceso de Conversión e Integración en nuestra Comunidad. Todo proceso y reconversión, en cualquier ámbito que analicemos, requiere una amplia y profunda renovación. La Escritura nos enseña a renovarnos en el espíritu de nuestra mente. Un profundo cambio de mentalidad es imprescindible para poder alcanzar aquello a lo que estamos llamados, pero ¿A qué estamos llamados? Sin una respuesta personal a esta pregunta seguiremos extraviados de la verdad dando vueltas en el desierto de la vida.

Alguien preguntó: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Luc. 13.23–24

El camino a la Vida Eterna esta franqueado por una puerta angosta que precisa de nuestro personal esfuerzo para poder entrar. El diccionario define franquear como “pasar de un lado a otro venciendo un obstáculo o una dificultad”. No es fácil pasar por la Puerta que lleva a la Vida Eterna. Cuando hablamos en el capítulo anterior de los extraviados de la verdad nos estábamos refiriendo a los creyentes que habiendo encontrado el Camino son un obstáculo, para que otros encuentren el mencionado Camino y entren por la Puerta.

Los extraviados de la verdad son creyentes que se acomodaron y conformaron al llegar al Camino. Unos creyentes que lejos de ser guías para otros se han convertido en obstáculos en el camino. Una especie que lejos de extinguirse se reproduce y de forma sedentaria viven sin pensar en los demás. Una vez que alcanzaron sus objetivos personales dejaron de sentir compasión por los perdidos y se dedicaron a la contemplación mística de la Verdad revelada por el Cielo.

La diferencia entre perdido y extraviado necesita ser entendida por todos nosotros. El perdido busca un camino mientras que el extraviado es aquel que se salió del Camino y que se dedica a buscar atajos que faciliten llegar a la meta. En el Camino de la Vida Eterna no hay atajos y mientras no entendamos esto seguiremos dando vueltas y vueltas sin encontrar la necesaria satisfacción espiritual. La búsqueda de la satisfacción espiritual de los extraviados puede durar toda la vida sin llegar nunca a encontrarla. La única manera de encontrar la mencionada satisfacción espiritual es cumplir la misión que se nos ha encomendado sin salirnos del Camino.

El llamamiento que recibimos del Cielo, todos nosotros, es salvar a personas de la condenación eterna. La puerta de la salvación eterna es angosta y pocos son los que lo encuentran. En contraposición el camino a la condenación eterna es espacioso y son muchos los que le transitan sin considerar las señales de advertencia de peligro de muerte. Una de las responsabilidades que tenemos es guiar a otros en el proceso de encontrar el Camino. Aquellos que se han conformado a vivir sin mayores preocupaciones que la de su propio bienestar material y espiritual no podrán encontrar la buena y necesaria satisfacción espiritual de la cual estamos hablando.

“El justo es guía para su prójimo, pero el camino de los malvados los hace errar” Proverbios 12.26

Con una sencilla mirada a nuestro más reciente pasado apreciaríamos y anhelaríamos los días de esfuerzo en los cuales trabajábamos para el servicio de Dios y para guiar al prójimo. La satisfacción espiritual y emocional de servir al prójimo nos hacia perseverar produciendo buenos frutos. Los indolentes, aquellos que no hacen lo que deben, tampoco se duelen por el estado de otros ¿Podríamos sentirnos bien y ser eficaces en nuestro llamado sin compadecernos de los que están perdidos y de los que están extraviados? Como siempre las respuestas están dentro de nosotros. Si no te sientes como quieres es porque no haces lo que debes. Dicho de otra manera, si no te sientes como debes es porque haces lo que quieres.


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