Los sembradores de dudas de confianza
Una de las cosas más desagradables
en la vida es encontrarnos con personas que aparentemente están interesados en
nosotros cuando en realidad lo que buscan son sus propios intereses. En verdad
que nada o poco les importamos a aquellos que solo se preocupan de sus
intereses personales. Los verdaderos intereses de los interesados, como les vamos
a definir, son que nosotros nos interesemos por ellos.
Una contradicción el que no se interesen por los demás, pero pretendan que los demás se interesen por ellos. Los interesados buscarán por todos los medios que los demás se interesen por ellos, pero además que no confiemos en quiénes es justo confiar. Pablo sabía muy bien el daño que hacen, los sembradores de dudas de confianza, poniendo a la luz sus verdaderas intenciones.
Una contradicción el que no se interesen por los demás, pero pretendan que los demás se interesen por ellos. Los interesados buscarán por todos los medios que los demás se interesen por ellos, pero además que no confiemos en quiénes es justo confiar. Pablo sabía muy bien el daño que hacen, los sembradores de dudas de confianza, poniendo a la luz sus verdaderas intenciones.
“Se interesan por vosotros, pero no para vuestro bien, sino que quieren
apartaros de nosotros para que vosotros os intereséis por ellos” Gál. 4.17
Los reiteradamente nombrados intereses
personales son la actitud más negativa que podemos acuñar en nuestro corazón,
pero ¿Cómo influyen los intereses personales en la confianza personal? Los
intereses personales tienen diferentes vías de actuación. Por un lado, aquellos
que solo se interesan por ellos mismos, pero que buscan aparentar que se
preocupan por los demás ¿De qué manera buscan que otros se interesen en ellos?
De la forma más cruel e inhumana que se puede hacer, esto es, sembrando dudas
de confianza. Por otro lado, también buscan que otros se aparten de sus
pastores y dejen de interesarse en el bienestar de sus maestros y guías. La
confianza que ellos perdieron en sus pastores, hablamos de los sembradores de
dudas de confianza, pretenden que también otros la pierdan.
Muchas buenas amistades se han perdido cuando alguien ha logrado sembrar las mencionadas dudas de confianza entre dos personas. El caso más dañino es cuando esa duda de confianza es sembrada entre un maestro y un discípulo. Las frases que suelen emplear, entre otras, los sembradores de dudas de confianza bien podrían ser las que a continuación reflejamos ¿Ya te advertí que confías demasiado en él? ¿No te he dicho que solo puedes confiar en Dios? Unas preguntas que encierran medias verdades y que por tanto son más peligrosas incluso, que las propias mentiras.
Muchas buenas amistades se han perdido cuando alguien ha logrado sembrar las mencionadas dudas de confianza entre dos personas. El caso más dañino es cuando esa duda de confianza es sembrada entre un maestro y un discípulo. Las frases que suelen emplear, entre otras, los sembradores de dudas de confianza bien podrían ser las que a continuación reflejamos ¿Ya te advertí que confías demasiado en él? ¿No te he dicho que solo puedes confiar en Dios? Unas preguntas que encierran medias verdades y que por tanto son más peligrosas incluso, que las propias mentiras.
Pablo
enseñaba a que otros confiaran en él hasta tal punto que les decía que le imitasen
¿Puede haber mayor muestra de confianza que pedir a otros que te imiten? “Sed imitadores míos, así como yo lo soy del
Mesías” (1 Cor. 11.1) La confianza
es la base de la madurez espiritual. La confianza en Dios no está en
contraposición con la confianza en los demás y especialmente cuando se trata de
la mutua relación entre el Pastor y las ovejas, entre el Guía y los que son
guiados o entre el Maestro y sus discípulos. Sin confianza no hay una sana
relación espiritual. La confianza entre maestro y discípulo es de vital
importancia, insustituible y no intercambiable. La confianza en el pastor
terrenal no está reñida con la confianza en el Pastor Celestial. La confianza
en Dios no sustituye la confianza entre dos personas, sino que la fortalece.
El
aprendizaje de la confianza se desarrolla en primer lugar a nivel humano antes
de desarrollarse a nivel divino. El niño aprende primero a confiar en sus
padres antes que a confiar en Dios. La figura de Dios se va desarrollando progresivamente
por medio de la confianza en los padres. Un niño que es enseñado a confiar en
sus padres, a quienes ve y abraza, aprenderá a confiar mucho mejor en Dios, aunque
no lo ve, ni puede abrazar ¿Se podría sembrar una duda de confianza diciéndole
a un niño que confiara más en Dios que en sus padres? Naturalmente que si. Los
sembradores de dudas de confianza hacen lo mismo con niños y con mayores
sembrando las reiteradamente nombradas dudas de confianza.
El proceso
de confiar en Dios empieza siempre en el ámbito humano. Cuando alguien siembra
la idea de que solo debemos confiar en Dios está negando la enseñanza bíblica
del amor fraternal entre padres e hijos, entre esposos y en la amplia relación
con el prójimo ¿No es el amor un acto de confianza mutua entre dos seres
humanos? ¿Acaso se puede amar a una persona sin confiar en ella? La base del
amor es la confianza tanto como la base de la confianza es el amor. Bien podríamos
decir creo luego existo y amo luego confío.
El sincero
interés en los demás es un bien espiritual que requiere mutua confianza, amor
genuino y fe entre personas espirituales. La confianza es fe en las personas en
las cuales creemos y amamos ¿Me amas? Confía en mí.
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