¿En qué estamos pensando?



La mente nunca descansa incluso cuando estamos durmiendo sigue trabajando. 

El sueño y los sueños, nótese la diferencia, no dejan de ser una actividad emocional que se efectúa en la mente y por ende en el corazón ¿En qué estamos pensando la mayor parte del tiempo? La vida es corta comparada con la eternidad, muy corta, aunque en términos de pensamientos podríamos decir que es extremadamente larga. Lo que pensamos forma la estructura mental de los que somos, de lo que hacemos y de lo que no hacemos.

Las acciones que acometemos en la vida pueden se positivas o negativas, pero nunca dejarán de tener consecuencias en un sentido u en otro. Las cosas que nos suceden no son fruto de la casualidad sino de una programada acción mental que hemos asumido o que hemos dejado de asumir. Lo que pensamos la mayor parte del tiempo es la forma que tenemos de convencernos, a nosotros mismos, de lo que en realidad queremos o deseamos.

El miedo, la esperanza o la generosidad pueden ser un patrón de conducta que intercambiamos en nuestra mente según nuestro estado de ánimo ¿En qué deberíamos pensar para mejorar? En la vida aprendemos para mejorar y mejoramos para aprender y así en un proceso continuo de superación personal.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” Fil. 4.8–9

Los ladrones piensan en robar, en dónde y cómo robar. Los cobardes piensan en dónde esconderse para que nos los vean o los oigan. Los malvados piensan en hacer maldades. Los codiciosos piensan continuamente en el objeto de su codicia y así una larga lista de pensamientos vanos que conducen a la perdición, en el sentido más amplio de la palabra. Los mentirosos piensan en sus propias mentiras las cuales llegan a hacerlas sus propias verdades. En otras palabras, falsas verdades o verdades mezcladas, que son las menos detectables que los mentirosos generan para afirmarse, justificarse y controlar a los demás. Una forma peligrosa de vivir que además pone en peligro a otros.

“Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; siembra las discordias. Por tanto, su calamidad vendrá de repente; súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio” Prov. 6.14–15   

Los pensamientos deben estar centrados en la Verdad, con mayúsculas, de la cual sale lo que es verdadero. La Verdad genera gente verdadera, honesta, capacitada para servir liderando los cambios personales, familiares, comunitarios y sociales. Los honestos piensan cosas honestas, útiles, buenas y positivas motivados por lo que es verdadero. Los justos piensan en las relaciones personales de justicia, para ayudar a los necesitados. La justicia es su pensamiento más íntimo y constante.

Los puros buscan la pureza de la vida, aquella que en forma de religión pura y sin mancha se ocupan por los demás. Los puros son aquellos que se preocupan sinceramente por los demás sin olvidarse de uno mismo. La gente amable es la que haya gracia ante los ojos de otros. La oración de la gente amable, cariñosa y simpática es caer en gracia ante los ojos de los demás y así servir de ejemplo para que otros encuentren el camino angosto que lamentablemente pocos encuentran ¿Seremos tan “amables” como para guiar a otros a encontrar el Camino? Lo que pensamos, incluso en este momento, es en realidad lo que en parte somos y aquello que nos preocupa verdaderamente.

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