Aquí y ahora volvemos a soñar

Los sueños son esperanzas cumplidas, primero en el interior de nuestro ser, que se van repitiendo en el tiempo a la espera de su total realización. Unas esperanzas, en forma de sueños, que se traducen en buenas acciones o que se quedan en simples pesadillas sino llegan a materializarse. Todos soñamos con alcanzar algo en la vida, pero no todos son constantes en soñar y se quedan dormidos en un impás de inacción y desidia.


Por nuestra parte, en nuestra comunidad, hemos entrado en una etapa de renovación de sueños los cuales llevamos persiguiendo hace mucho tiempo. La perseverancia también debe ser aplicada a los sueños entendidos estos como aspiraciones, ilusiones y buenos deseos que esperamos ver cumplidos. Aquí y ahora volvemos a soñar ¿Nos acompañamos mutuamente en estos buenos sueños? En nuestra Comunidad siempre serás bien acogido para soñar a lo grande bajo las directrices del Cielo.

La base de todo buen sueño está construida bajo las mencionadas directrices del Cielo, para nuestras vidas. Todo lo que se planea, sueña y desarrolla sin la base de la Voluntad de Dios tiende a desequilibrarse, resquebrajarse y acabar en una dañina ruina ¿Qué sabemos sobre cual sea la Voluntad de Dios para los seres humanos? Algunos ni se plantean esta pregunta. Todo lo que suene a Dios ya está cercenado de sus pensamientos y por tanto alejado diametralmente de las directrices del Cielo para sus vidas ¿Vamos a seguir los pasos de este mundo alejándose más y más de Dios y sus premisas? ¿A dónde lleva el alejamiento, de una mayoría, de los proyectos de Dios para todos los hombres? Una vida que no tiene en cuenta a Dios, lamentablemente, es una vida desaprovechada.

El presente y el futuro tiene muchos retos que solo pueden ser superados eficazmente mediante la intervención transversal de las directrices de Dios, para nuestras vidas ¿Qué espera Dios de nosotros? El Cielo espera de nosotros una obediencia genuina que nos lleve a ser, actuar y relacionarnos con Dios y con los demás bajo nobles preceptos espirituales.

La Voluntad de Dios es que todos los hombres, entiéndase la humanidad al completo, alcancen una vida con propósito “aquí y ahora” con la perspectiva puesta en el futuro diseñado por el Cielo ¿Cómo llegamos a formar parte de ese futuro diseñado por el Cielo? Imprimiendo la Voluntad de Dios en nuestros pensamientos, sueños y acciones ¿Qué sentido tiene una vida que no piensa en Dios y en su prójimo? ¿Acaso hemos sido creados para vivir ajenos a las necesidades de otros seres humanos? ¿Acaso somos merecedores de todo lo que nos rodea sin tener en cuenta las necesidades ajenas? Muchos de los que se llaman seres humanos se comportan deslealmente entre ellos y destructivamente con el medio ambiente del cual nos servimos de forma despótica.

Los sueños entran en el torrente sanguíneo de la fe y llevan entusiasmo a nuestro corazón, mente y razón. 

La alegría que proporciona el sincero servicio a Dios no es comparable a ninguna otra cosa que pudiéramos hacer o emprender. El noble objetivo de ser empresario, científico, abogado o médico, por citar algunos ejemplos, no entran en contradicción con servir a Dios. Todo lo contrario. La profesión más digna se dignifica en su integridad cuando la diseñamos como un medio de servir a Dios y a los demás.

Que el Cielo permita, y nosotros lo refrendemos, que muchos hoy empiecen a soñar a lo grande creando, diseñando, investigando o desarrollando una cierta función laboral o empresarial pensando en la Voluntad de Dios, para sus vidas y para cuantos los rodean. La base de toda prosperidad está en diseñar el futuro, en todos los planos de la vida, bajo las Premisas del Cielo. Unas Premisas, no olvidemos, que son para toda la humanidad. Por eso aquí y ahora volvemos a soñar.


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