Jerusalén, Capital Eterna de Israel

En el año 1967, en el contexto de la que hoy conocemos como Guerra de los Seis Días, Israel se enfrentó a los ejércitos de “Egipto, Siria y Jordania, con la ayuda de Iraq, Arabia Saudita, Túnez, Marruecos, Argelia, Libia, Kuwait, Pakistán, la OLP y Sudán, que decidieron atacar y destruir al joven Estado de Israel”. La historia que hoy les contamos tiene visos de gran valor, decisión inquebrantable del pueblo judío y un sentido de nación incuestionable además de la milagrosa intervención del Cielo en favor de Israel.


El punto álgido de nuestra historia ocurre en la Capital de Israel, la Eterna e Indivisible Jerusalén, que fue liberada en el año 1967 por un pequeño ejército en enfrentamiento directo con los ejércitos de sus vecinos árabes. Una historia dramática que hasta hoy en día sigue incomodando las conciencias de personas, organismos de todo tipo y la comunidad internacional representada por la Organización de Naciones Unidas (ONU). 
«No se puede entender con la racionalidad que dice tener la “Comunidad Internacional” que se niegue a reconocer a Jerusalén como la Capital de Israel. Las embajadas de los diferentes países están fuera de Jerusalén, en Tel-Aviv, en una posición de agresivo rechazo a reconocer la capitalidad de Jerusalén»
Aquí y ahora es tiempo de llamar a las cosas por su nombre cuando nos referimos a la Capital de Israel. Cada vez que alguien se refiere a Jerusalén como la Capital de Israel se llenan los diferentes medios de comunicación de amenazas contra quienes lo dicen y contra el propio Estado de Israel. Todo parece indicar que se trata de una especie de oscura norma internacional fruto sencillamente de la perversa incultura y del antisemitismo.

El caminar por Jerusalén es sentir la historia a flor de piel, vivirla y revivirla en la más emocionante actualidad de nuestros días. La historia de Israel y su Capital están más vivas que nunca. No se puede hablar de Israel sin hablar de Jerusalén y viceversa. El Kotel o Muro Occidental está hablando de la capitalidad de Jerusalén. No es un sentimiento exclusivamente judío; también lo es mayoritariamente del mundo cristiano. El Estado de Israel tiene muchos más amigos de lo que pudiéramos pensar.

Todo visitante sensible de Jerusalén se da cuenta de su estatus como capital histórica, política y espiritual de Israel. El que fuera candidato a la presidencia de Estados Unidos, el señor Romney supo tocar la fibra sensible de los judíos norteamericanos al decir en público que Jerusalén es la Capital de Israel. Ningún político norteamericano, ni el señor Obama tampoco, se han atrevido a mencionar explícitamente a Jerusalén como la Capital Eterna de Israel. Solo un presidente de Estados Unidos ha sido capaz de reconocer a Jerusalén como Capital de Israel y dar los pasos legales para que así sea. 

El presidente Donald Trump estableció la embajada de Estados Unidos en Jerusalén en medio de las más feroces críticas internacionales. No se puede entender, hasta hoy en día con la racionalidad que dice tener la Comunidad Internacional, que se niegue a reconocer a Jerusalén como la Capital de Israel. Las embajadas de los diferentes países están fuera de Jerusalén, en Tel-Aviv, en una posición de agresivo rechazo a reconocer la capitalidad de Jerusalén.

Estados Unidos de América ha sido el primero en romper tan injustificada oposición a la capitalidad de Jerusalén. La embajada norteamericana hace mucho tiempo que debería estar en Jerusalén, pero solo en la presidencia del sr. Trump se ha hecho realidad. Aquellos que se llaman amigos de Israel deben ser ejemplos claros de amistad y trasladar sus embajadas a Jerusalén inmediatamente.

El gobierno anterior de España de corte conservador no supo posicionarse claramente en su apoyo a la capitalidad de Jerusalén lo que le costó, en su momento, la pérdida del gobierno. El actual gobierno socialista y comunista está intentando influir, en la denostada comunidad internacional, para que Israel sea condenado y evidentemente se muestra en total rechazo a reconocer a Jerusalén como capital de Israel. El antisemitismo de muchos estados se puede ver también en esta posición antinatural de no reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.

"Mucho cambiaría el mundo si las naciones reconocieran lo evidente, que Jerusalén es la Capital Eterna e Indivisible del Estado de Israel. La pandemia del coronavirus sería controlable si la comunidad internacional se mostrara a favor de Israel" 

Las manifestaciones de odio contra Israel son una pandemia dañina que no ayuda a los países que la manifiestan, sino que los empobrece hasta la miseria extrema. Otra cosa son las personas que viven en esas naciones y que se manifiestan a favor de Israel ¿Le incomoda esta expresión? Mejor que le incomode y tome la decisión de cambiar de postura respecto de Israel y de la Capitalidad de Jerusalén. El bien del Pueblo de Israel es el nuestro.

Una frase que se puede ver en muchas camisetas impresas es aquella que dice: “No te preocupes América; Israel está contigo”. La fortaleza de América no está en su capacidad económica, militar o científica. El liderazgo internacional, que ostenta Estados Unidos, está basado en su apoyo explícito a Israel. Mientras los Estados Unidos de América continúe con una política de apoyo a Israel su liderazgo estará asegurado. Un mismo argumento que sirve para todas las naciones del mundo. Qué nadie lo dude.

Aquellos que creemos en las premisas bíblicas debemos pedir por la paz de Jerusalén, pero ¿Qué significa pedir por la paz de Jerusalén? No se puede cuantificar las veces que alrededor del mundo hemos elevado esta plegaria al Cielo y las veces que la seguiremos vocalizando “Shalu Shalom Yerushalayim” aunque nos surge otra pregunta ¿Entendemos profundamente lo que estamos pidiendo?

Estamos presenciando como la paz en Jerusalén parece cada vez más lejos de alcanzarse. La mal llamada “intifada de los cuchillos” está sembrando de sangre, miedo y desesperanza a muchos que continuamente rezamos por esa paz de Jerusalén. Los medios de comunicación de Israel nos dicen que salir a rezar, a comprar o al médico supone un riesgo que está cambiando los hábitos más normales de conducta de los habitantes de Israel y particularmente de aquellos que viven en Jerusalén. Con la pandemia del coronavirus ese miedo se ha trasladado a todos y principalmente a los terroristas ¿Otra casualidad? No, amigos las casualidades no existen.

Cuando se llega al Kotel algo pasa que sorprende e inunda el corazón de una expectación como si algo fuera a ocurrir de un momento a otro. La perspectiva que muestran las miles y miles de imágenes que tenemos en la memoria no hacen justica a la realidad que experimentamos en el llamado “Muro de las Lamentaciones”. No vamos al Kotel a lamentarnos sino a combatir por la victoria frente al mal.

Cuando pedimos por la paz de Jerusalén debemos estar conscientes que estamos enfrentándonos al mal en todas sus formas. El yihadismo palestino es un feroz enemigo de la paz, tanto en Jerusalén como en el resto del mundo, que está tratando de dominar a Israel en general y a Jerusalén en particular. Estamos envueltos en una guerra de autoridad sobre el epicentro del mundo donde antaño estuvo el Templo de Salomón. La lucha no es solo política o militar es eminentemente espiritual, aunque muchos no lo entiendan así.

"Cada vez que pedimos por la paz de Jerusalén estamos pidiendo por la victoria sobre los enemigos visibles e invisibles de Israel que ciertamente están tanto dentro como fuera del moderno Estado de Israel" 

No puede haber paz sin la victoria sobre el mal en todas sus formas, como dijimos anteriormente, y en especial con la victoria sobre el yihadismo el mismo yihadismo que el defenestrado “Estado Islámico”. Los dirigentes palestinos azuzan a su pueblo a asesinar judíos declarando que aquellos que maten a judíos serán considerados mártires y que así entrarán al “paraíso islamista” ¿No es esto una guerra también espiritual?

Necesitamos un ejército de hombres y mujeres luchando en el terreno espiritual por la victoria de Israel y por consiguiente por la paz de Jerusalén. En el plano militar ya tenemos a las más que eficientes Fuerzas de Defensa de Israel en la actualidad, que como antaño, combaten con valentía. Un ejército que permite que descansemos en paz para seguir luchando por la paz, en otras palabras, para seguir rezando por la victoria.

El rezo, la oración, la plegaria, por citar varias formas de entender el concepto, son una poderosa arma espiritual que debemos empuñar para alcanzar la victoria y la paz de Jerusalén entendiendo que sin victoria no hay paz. La próxima vez que pidas por la paz de Jerusalén no se te olvide pedir por la victoria. La paz es consecuencia directa de la victoria sobre el mal.

En este 54 aniversario de la liberación de Jerusalén hemos de recordar y transmitir a nuestros hijos y nietos que la lucha del Pueblo de Dios contra el Mal, con mayúsculas, no ha terminado. Las fronteras que Dios le marcó a Israel aún se difuminan entre el territorio de los enemigos que continúan odiando y despreciando al Pueblo de Dios Israel. Cada aniversario de la conquista de Jerusalén es una oportunidad para decir al mundo que el Dios Israel no se duerme en la defensa milagrosa de su Pueblo.

Celebra este aniversario proclamando al mundo que Jerusalén es la Capital Eterna e Indivisible del moderno Estado de Israel así como lo fue a lo largo de toda la historia desde que el Rey David constituyó Jerusalén como la Capital de Israel.

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