Yom Kipur Día de la Sentencia
La semana anterior hemos estado hablando acerca de Rosh Hashaná el día cuando comienza el Juicio Oral para todos los seres humanos sin excepción.El día décimo desde Rosh Hashaná es el Día de la Sentencia conocido como Yom Kipur. Un día único y especial en el año en donde se nos dicta sentencia conforme a nuestra actuación para con Dios y para con nuestro prójimo. Todo lo que no arreglemos antes o durante Yom Kipur empeorará progresivamente a partir de ese mismo día y durante el resto del año.
“Habló el Señor a Moisés y le dijo: Habla a los hijos de Israel y diles: El primer día del séptimo mes tendréis día de descanso, una conmemoración al son de trompetas y una santa convocación. Ningún trabajo de siervos haréis, y presentaréis una ofrenda quemada al Señor” Lev.23.23-25
La Escritura enseña con absoluta claridad lo siguiente “El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado” (Sant.4.17). No solo se trata de no hacer lo malo, como es evidente, sino también de no dejar de hacer lo que es bueno. En Rosh Hashaná se nos llama al arrepentimiento con el sonido del shofar para que estemos conscientes que se acerca el Juicio Anual a toda la humanidad.
"Todo lo que no arreglemos antes o durante Yom Kipur empeorará progresivamente a partir de ese mismo día y durante el resto del año"
Un punto de vital importancia es darnos cuenta de lo malo que hemos hecho y de lo bueno que hemos dejado de hacer. En ambas situaciones, tanto por acción como por omisión, somos juzgados negativamente. No vamos a hacer un listado de cosas malas y de cosas buenas, pero sí de algunas cosas buenas que son imprescindibles hacer de forma continua. La lectura de la Biblia es un compromiso o promesa que hicimos delante del Señor en Simjat Torá en el año pasado ¿Hemos sido constantes en la lectura diaria de la Escritura? La respuesta la tenemos que dar cada uno de nosotros siendo preciso que estemos conscientes del compromiso adquirido y que pidamos perdón a Dios por no cumplir con lo pactado, acordado y comprometido.
“Habló el Señor a Moisés y le dijo: A los diez días de este séptimo mes será el Día de Expiación; tendréis santa convocación, afligiréis vuestras almas y presentaréis una ofrenda quemada al Señor. Ningún trabajo haréis en este día, pues es Día de Expiación, para reconciliaros delante del Señor, vuestro Dios” Lev.23.26-28
En el diccionario la definición de expiar tiene unos aspectos interesantes de entender. La primera es “borrar las culpas, purificarse de ellas por medio de algún sacrificio”. En pocas palabras para que sean borrados los pecados hay que hacer un sacrificio que tiene un costo previa confesión de arrepentimiento. Otra acepción hablando en términos jurídicos nos dice que “dicho de un delincuente, expiar, es sufrir la pena impuesta por los tribunales”. En ambos casos tienen que ver por pagar por el daño hecho sea el que sea. En una tercera acepción se nos dice que expiar es “padecer trabajos a causa de desaciertos o malos procederes”. En definitiva, que el Día de Expiación es un día en que se nos demanda algo y se nos impone una sentencia por nuestras acciones u omisiones ¿Puede ser una sentencia exculpatoria? Naturalmente que sí, siempre que no aleguemos que somos inocentes dado que inocente o bueno no hay nadie.
Una de las acciones negativas, que podemos tener en nuestra cuenta, es la falta de cumplir las promesas a las cuales nos comprometimos con Dios. Las promesas incumplidas, para con Dios, solo nos la puede perdonar Dios ¿No dijimos que íbamos a leer todos los días la Escritura? ¿No fue un compromiso delante de Dios? Yom Kipur es tiempo de pedir perdón por los compromisos adquiridos incumplidos como es la lectura diaria de la Palabra de Dios, por ejemplo.
A la vez de pedir perdón hemos de restituir, dentro de lo posible, el daño cometido contra el prójimo. Aquí y ahora tenemos que mantener la firme decisión de no volver a transitar por los mismos tortuosos y malos caminos de hacer daño a los demás por nuestros dichos y nuestros hechos. La restitución de la honra debida es esencial, para que este año nos sea dulce, agradable y bendecido. Rogamos por tanto que hagamos un especial examen de conciencia y resolvamos toda cuestión personal relacionada con el respeto, la honra debida y la consideración necesaria a aquellos que nos guían, dirigen y enseñan en la fe.
“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra” Rom.13.7
La consideración debida y necesaria a quienes nos guían y lideran es imprescindible para que el año presente sea de bendición a todos los que formamos parte de la Comunidad. Si tenemos que resolver algo al respecto de lo que debemos es hoy mejor que mañana. El reconocimiento del trabajo de quienes nos guían y aconsejan debe formar parte de nuestra actitud y conducta personal. No podemos llegar a la presencia de Dios en este tiempo tan especial del año para pedir perdón y mantener una raíz de amargura en el corazón, menosprecio y falta de aprecio a aquellos que nos presiden e instruyen. El concepto expiar es pagar de una manera u de otra por nuestros dichos y hechos contra Dios y el prójimo.
“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Señor y os amonestan. Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros” 1ªTes.5.12–13
“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la Palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe” Hebr.13.7
La consideración se debe tener con todos, pero de forma particular con nuestros Maestros en la Fe. La premisa es hacer partícipes de toda cosa buena a nuestros guías y maestros que es un precepto que tenemos que guardar en todo tiempo. El tiempo de gracia que va desde Rosh Hashaná a Yom kipur es especialmente importante que nos acordemos de nuestros maestros en la fe y consideremos el ejemplo que nos están dando. El respeto se demuestra con los buenos dichos y los buenos hechos en favor de aquellos que nos dirigen y enseñan.
“El que es enseñado en la Palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye” Gal.6.6
Yom Kipur es un tiempo especial designado por el Cielo para recomponer, resolver y restaurar las relaciones personales con Dios y con los hombres. Un tiempo de restauración espiritual y emocional en el contexto de una Comunidad de Fe que no deja de ser una familia con los mismos intereses comunes y comunitarios. Los conflictos que no se resuelven, sean del orden que sean, se convierten en una pesada carga en nuestra conciencia que perdurará hasta su justa resolución. Hoy estamos a tiempo de resolver conflictos a nivel personal, familiar o comunitario antes de que se nos dicte la sentencia a cada uno de nosotros.
"El concepto expiar es pagar de una manera u de otra por nuestros dichos y hechos contra Dios y el prójimo"
Todo lo que no arreglemos antes o durante Yom Kipur empeorará progresivamente a partir de ese mismo día y durante el resto del año. Solo resta desearos un buen Yom Kipur pidiendo al Cielo que nuestro nombre sea inscrito en el Libro de la Vida. Rogamos que nos sea concedido el perdón para que este año sea dulce, agradable y productivo en nuestro servicio a Dios y al prójimo. Así mismo os exhortamos a compartir y repartir esta enseñanza para que nadie diga que siempre nos quedamos con lo mejor.
“Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el Libro de la Vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” Rev.20.12
En el contexto bíblico en Yom Kipur se ayuna y se hace el último alegato ante el Juez para que la sentencia sea lo más benévola posible. Un día especial en donde esperamos recibir la Sentencia Anual por las acciones negativas que hemos cometidos, entiéndase pecados, y también por las buenas acciones que hemos dejado de hacer. La referencia a Rosh Hashaná la encontramos, entre otros, en el siguiente pasaje.
“Habló el Señor a Moisés y le dijo: Habla a los hijos de Israel y diles: El primer día del séptimo mes tendréis día de descanso, una conmemoración al son de trompetas y una santa convocación. Ningún trabajo de siervos haréis, y presentaréis una ofrenda quemada al Señor” Lev.23.23-25
La Escritura enseña con absoluta claridad lo siguiente “El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado” (Sant.4.17). No solo se trata de no hacer lo malo, como es evidente, sino también de no dejar de hacer lo que es bueno. En Rosh Hashaná se nos llama al arrepentimiento con el sonido del shofar para que estemos conscientes que se acerca el Juicio Anual a toda la humanidad.
"Todo lo que no arreglemos antes o durante Yom Kipur empeorará progresivamente a partir de ese mismo día y durante el resto del año"
Un punto de vital importancia es darnos cuenta de lo malo que hemos hecho y de lo bueno que hemos dejado de hacer. En ambas situaciones, tanto por acción como por omisión, somos juzgados negativamente. No vamos a hacer un listado de cosas malas y de cosas buenas, pero sí de algunas cosas buenas que son imprescindibles hacer de forma continua. La lectura de la Biblia es un compromiso o promesa que hicimos delante del Señor en Simjat Torá en el año pasado ¿Hemos sido constantes en la lectura diaria de la Escritura? La respuesta la tenemos que dar cada uno de nosotros siendo preciso que estemos conscientes del compromiso adquirido y que pidamos perdón a Dios por no cumplir con lo pactado, acordado y comprometido.
“Habló el Señor a Moisés y le dijo: A los diez días de este séptimo mes será el Día de Expiación; tendréis santa convocación, afligiréis vuestras almas y presentaréis una ofrenda quemada al Señor. Ningún trabajo haréis en este día, pues es Día de Expiación, para reconciliaros delante del Señor, vuestro Dios” Lev.23.26-28
En el diccionario la definición de expiar tiene unos aspectos interesantes de entender. La primera es “borrar las culpas, purificarse de ellas por medio de algún sacrificio”. En pocas palabras para que sean borrados los pecados hay que hacer un sacrificio que tiene un costo previa confesión de arrepentimiento. Otra acepción hablando en términos jurídicos nos dice que “dicho de un delincuente, expiar, es sufrir la pena impuesta por los tribunales”. En ambos casos tienen que ver por pagar por el daño hecho sea el que sea. En una tercera acepción se nos dice que expiar es “padecer trabajos a causa de desaciertos o malos procederes”. En definitiva, que el Día de Expiación es un día en que se nos demanda algo y se nos impone una sentencia por nuestras acciones u omisiones ¿Puede ser una sentencia exculpatoria? Naturalmente que sí, siempre que no aleguemos que somos inocentes dado que inocente o bueno no hay nadie.
Una de las acciones negativas, que podemos tener en nuestra cuenta, es la falta de cumplir las promesas a las cuales nos comprometimos con Dios. Las promesas incumplidas, para con Dios, solo nos la puede perdonar Dios ¿No dijimos que íbamos a leer todos los días la Escritura? ¿No fue un compromiso delante de Dios? Yom Kipur es tiempo de pedir perdón por los compromisos adquiridos incumplidos como es la lectura diaria de la Palabra de Dios, por ejemplo.
A la vez de pedir perdón hemos de restituir, dentro de lo posible, el daño cometido contra el prójimo. Aquí y ahora tenemos que mantener la firme decisión de no volver a transitar por los mismos tortuosos y malos caminos de hacer daño a los demás por nuestros dichos y nuestros hechos. La restitución de la honra debida es esencial, para que este año nos sea dulce, agradable y bendecido. Rogamos por tanto que hagamos un especial examen de conciencia y resolvamos toda cuestión personal relacionada con el respeto, la honra debida y la consideración necesaria a aquellos que nos guían, dirigen y enseñan en la fe.
“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra” Rom.13.7
La consideración debida y necesaria a quienes nos guían y lideran es imprescindible para que el año presente sea de bendición a todos los que formamos parte de la Comunidad. Si tenemos que resolver algo al respecto de lo que debemos es hoy mejor que mañana. El reconocimiento del trabajo de quienes nos guían y aconsejan debe formar parte de nuestra actitud y conducta personal. No podemos llegar a la presencia de Dios en este tiempo tan especial del año para pedir perdón y mantener una raíz de amargura en el corazón, menosprecio y falta de aprecio a aquellos que nos presiden e instruyen. El concepto expiar es pagar de una manera u de otra por nuestros dichos y hechos contra Dios y el prójimo.
“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Señor y os amonestan. Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros” 1ªTes.5.12–13
“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la Palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe” Hebr.13.7
La consideración se debe tener con todos, pero de forma particular con nuestros Maestros en la Fe. La premisa es hacer partícipes de toda cosa buena a nuestros guías y maestros que es un precepto que tenemos que guardar en todo tiempo. El tiempo de gracia que va desde Rosh Hashaná a Yom kipur es especialmente importante que nos acordemos de nuestros maestros en la fe y consideremos el ejemplo que nos están dando. El respeto se demuestra con los buenos dichos y los buenos hechos en favor de aquellos que nos dirigen y enseñan.
“El que es enseñado en la Palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye” Gal.6.6
Yom Kipur es un tiempo especial designado por el Cielo para recomponer, resolver y restaurar las relaciones personales con Dios y con los hombres. Un tiempo de restauración espiritual y emocional en el contexto de una Comunidad de Fe que no deja de ser una familia con los mismos intereses comunes y comunitarios. Los conflictos que no se resuelven, sean del orden que sean, se convierten en una pesada carga en nuestra conciencia que perdurará hasta su justa resolución. Hoy estamos a tiempo de resolver conflictos a nivel personal, familiar o comunitario antes de que se nos dicte la sentencia a cada uno de nosotros.
"El concepto expiar es pagar de una manera u de otra por nuestros dichos y hechos contra Dios y el prójimo"
Todo lo que no arreglemos antes o durante Yom Kipur empeorará progresivamente a partir de ese mismo día y durante el resto del año. Solo resta desearos un buen Yom Kipur pidiendo al Cielo que nuestro nombre sea inscrito en el Libro de la Vida. Rogamos que nos sea concedido el perdón para que este año sea dulce, agradable y productivo en nuestro servicio a Dios y al prójimo. Así mismo os exhortamos a compartir y repartir esta enseñanza para que nadie diga que siempre nos quedamos con lo mejor.
“Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el Libro de la Vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” Rev.20.12
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