La enseñanza del Diez de Tevet
Las conmemoraciones en Israel son la expresión de un pueblo que no quiere olvidar su historia sino transmitirla de generación en generación. El día 10 de Tevet se conmemoran y conjugan más de una de las tragedias acontecidas al pueblo de Israel. Un día en el cual se ayuna para hacer más patente los acontecimientos que han marcado el carácter de todo un pueblo. Un día de recuerdo que nos llama a pensar en las tragedias que ha pasado Israel a la largo de la historia. Unos acontecimientos de los cuales tenemos que aprender lecciones muy importantes, aunque pudieran ser y lo son tremendamente dolorosas.
Los hechos que se recuerdan el 10 de Tevet nos hablan del sitio a Jerusalén por parte de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que marcó el principio del exilio a la mencionada Babilonia del pueblo judío. Un exilio que ha forjado mucha de la identidad e idiosincrasia del actual Israel. Una historia que reflejada en la Torá nos apercibe de muchas enseñanzas que deberíamos tener en cuenta a lo largo de la vida.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que
el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”
2ªTim.3.16-17
Todo recuerdo o conmemoración tiene un contexto histórico
que nos conviene no olvidar nunca. La historia es luz como hemos dicho en la
Festividad de Januca. Una historia que ilumina nuestra conciencia, intelecto y
espíritu. La luz que imparte la historia debe ser considerada y consignada de
forma que sea inalterable. El día 10 de Tevet, como ya hemos dicho, fue el
comienzo de una de las más amargas tragedias acontecidas a Israel y que duró
setenta largos años de exilio y penuria.
"Si tuviéramos la clase de conciencia que nos hiciera pensar en el efecto que tendrían nuestras decisiones sobre los demás nos iría mucho mejor a todos"
El sitio a Jerusalén duró tres años en los cuales el sufrimiento,
juntamente con la muerte, se adueñaron de la ciudad concluyendo con la
destrucción del Templo de Salomón ¿Pensaron los residentes de Jerusalén que el
sitio de la ciudad acabaría con el Sagrado Templo? ¿Nos hemos parado a pensar
alguna vez que las acciones que hoy decidimos pueden afectar desastrosamente a
nuestro futuro? Muchos solo consideran el momento en el que viven sin pensar en
las consecuencias que tienen sus acciones en relación con el futuro.
Las decisiones que tomamos por orgullo, vanagloria, despecho
o por creernos agredidos pueden ser fatales y de consecuencias desastrosas tanto
para nosotros mismos, como para cuantos forman parte de nuestro círculo de
relación, personal, familiar o comunitaria. Si tuviéramos la clase de
conciencia que nos hiciera pensar en el efecto que tendrían nuestras decisiones
sobre los demás nos iría mucho mejor a todos.
“Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con
humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No
busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás” Filip. 2:3-4
Por lo general no evaluamos los efectos desastrosos que
puede tener una decisión personal tomada bajo la presión de las emociones
negativas que se producen cuando creemos que nos han dañado en nuestra estima.
Todas las decisiones que tomemos, sen las que sean, deben ser consideradas a la
luz del efecto que pueden tener sobre la familia, la comunidad y todos aquellos
que forman parte del ya nombrado círculo de relaciones ¿Qué efecto tendrá mi
decisión sobre cuantos me rodean? ¿Qué podría pasar si tomo una decisión que
afecte a mi familia, a mis hijos, a otras familias y a los amigos de mis hijos?
Todas las decisiones que tomamos afectan a un número indeterminado de personas
y de relaciones cruzadas.
La decisión de los residentes de Jerusalén de resistir a
Nabucodonosor, aun siendo advertidos por el profeta de las consecuencias que
tendría, trajo el juicio del Cielo sobre una mayoría que resistió orgullosamente
la voluntad de Dios. Una resistencia a la voluntad de Dios que supuso el
comienzo de la destrucción de Jerusalén, del Templo y las consiguientes
consecuencias que llegan hasta nuestros días ¿Podría evitarse tal acontecimiento
destructivo para Jerusalén y todo el pueblo judío? Sin la menor duda.
Vino a mí palabra de Dios en el año noveno, en el mes
décimo, a los diez días del mes, diciendo: «Hijo de hombre, escribe la fecha de
este día, porque el rey de Babilonia ha puesto sitio a Jerusalén en este mismo
día. Ezequiel 24:1-2
Los juicios del Cielo pueden “evitarse” cuando escuchamos la
voz de Dios, nos arrepentimos, y restituimos el daño hecho tanto a nivel personal
como a nivel comunitario. Los eventos del 10 de Tevet nos enseñan que toda primera
decisión, aunque pueda parecer acertada cuando en realidad no lo es, desencadena
una serie de acontecimientos de consecuencias incalculables a lo largo de
nuestra vida. Los que decidieron resistir el asedio del ejército de
Nabuconodosor, sin escuchar la palabra profética de Ezequiel dieron comienzo,
sin estar conscientes, a la destrucción de Jerusalén, el Templo y toda la vida
religiosa del Pueblo de Israel.
"Todas las decisiones que tomamos afectan a un número indeterminado de personas y de relaciones cruzadas"
Todo final destructivo empieza por un principio igualmente
destructivo. La noche de Kistalnath, por citar un ejemplo transcendente
histórico, fue el punto de partida de la tragedia más terrorífica de todos los
tiempos y que desembocó en el asesinato de más de seis millones de judíos en
toda Europa ¿Porqué muchos no vieron el peligro y las dramáticas consecuencias
que empezaban en esa aciaga noche? Tal vez las voces proféticas que alertaban
de lo que estaba pasando en Alemania, y otras partes de Europa, fueron
silenciadas o lamentablemente no escuchadas. La historia es luz cuando
mantenemos los ojos espirituales abiertos y medimos las consecuencias de nuestros
propios actos tanto como los actos ajenos.
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