La pandemia de los ritos del año nuevo

La pandemia de los ritos de año nuevo son la declaración mundana de enfrentamiento continuo con la Verdad expresada en la Escritura. La pandemia es una “enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región” y que en este caso tiene nombre propio. La pandemia de los ritos de año nuevo, en forma también de costumbre perversa, solo acaba de comenzar en los albores de este recién iniciado año nuevo ¿Qué efecto tiene la práctica de los ritos del año nuevo? Quédate con nosotros y lo descubrirás con asombro.



La pandemia de los ritos del año nuevo está extendida por todo el mundo, como la pandemia del Covid, produciendo millones de muertos y que lejos de acabarse producirá millones de muertes. Hoy estudiaremos la pandemia de los ritos de año nuevo y la forma de guardarse de tan terrorífica enfermedad espiritual.

El mejor “rito” que podremos hacer para empezar un año es trabajar para Dios todo el año

La búsqueda de felicidad se ha convertido en el objetivo supremo de una mayoría de personas que solo buscan ser felices sin ninguna otra consideración. La conocida canción que enfatiza las tres cosas que hay en la vida “salud, dinero y amor” son un cántico al hedonismo centrado en obtener, buscar, poseer, acumular, guardar, acaparar y retener todo aquello que creemos nos va a atraer felicidad. Una felicidad que vocalizamos y deseamos particularmente en este comienzo del llamado Año Nuevo, pero ¿La felicidad debe ser el objetivo último de la vida? ¿Cómo encontramos la felicidad? ¿Qué nos aporta felicidad? La pandemia de los ritos de año nuevo son la expresión más clara de la insatisfacción espiritual que el mundo sufre y experimenta.

En un interesante artículo publicado en el periódico digital Noticias de Israel, titulado Los judíos no dicen “Feliz año nuevo”, su autor Rav Benjamín Blech explica la diferencia entre hablar de feliz año o hablar de un buen año. La vida centrada en uno mismo, sin pensar en las necesidades o intereses ajenos, carece de la clase de felicidad que realmente deberíamos buscar. El mencionado autor del artículo de referencia explica que dar, ser géneros, nos lleva a un nivel superior de felicidad que la que se supone a quiénes se centran solo en recibir.

La diferencia entre las cosas y las personas es que muchas cosas sirven para más cosas que muchas personas lamentablemente

La práctica supersticiosa de los ritos de año nuevo son una forma de pandemia contagiosa que está contaminando de enfermedad espiritual este mundo sumido en la oscuridad. Unos ritos que lejos de atraer felicidad están atrayendo maldición, dolor y muerte. Los que practican los ritos de año nuevo buscan tener suerte y abundancia de cosas materiales para su propio beneficio e interés personal. El egocentrismo es la motivación que mueve a la práctica de los rituales pandémicos del año nuevo.

La verdadera felicidad podríamos decir que es una conjunción de acciones buenas que continuadas en el tiempo mantienen el nivel, de la mencionada felicidad, a máximos. No podemos ser felices esperando solo recibir y acumulando cosas con las cuales nos creamos seguros y por tanto deducimos felices ¿Es acaso la definición de felicidad la acumulación de cosas materiales? La sensación de felicidad para muchos se traduce en tener y acumular.

La sensación alegre que tienen los que buscan recibir cosas es incomparable a la experiencia de felicidad que experimentan los que dan con alegría. La diferencia entre las cosas y las personas es que muchas cosas sirven para más cosas que muchas personas lamentablemente. La verdadera felicidad se experimenta cuando damos con alegría. No damos para estar alegres estamos alegres cuando damos y esa es la gran diferencia.

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre” 2ªCor.9.7

La diferencia entre un dador alegre y alguien que busca la felicidad por los ritos para atraer la suerte, confundida dramáticamente con felicidad, se pueden comparar como la diferencia que hay entre la fe que viene del Cielo y la superstición diabólica que anida en los mismos infiernos. Cuando nos proponemos metas, en forma de ritos para traer la suerte, nos convertimos en objetos inservibles de un incierto destino que nos conducirá a los abismos de la perdición eterna.

La maldición se contagia por la práctica de los ritos de año nuevo para traer la suerte. Una suerte que es solo una maldición generacional que siguen practicando aquellos que han sido engañados por el “príncipe de este mundo” que continua contaminando a multitudes con la pandemia de los ritos de año nuevo.  

“Cuando entres a la tierra que el Señor, tu Dios, te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominable para el Señor cualquiera que hace estas cosas, y por estas cosas abominables el Señor, tu Dios, expulsa a estas naciones de tu presencia. Perfecto serás delante del Señor, tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen, pero a ti no te ha permitido esto el Señor, tu Dios” Deut.18.9-14

Los intereses comunes y comunitarios son la mejor vacuna contra la pandemia de los rituales del año nuevo. La bendición está donde nos posicionamos en la vida con la base de las enseñanzas inmutables de la Escritura.

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la Ley de Dios está su delicia y en su Ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” Salmo1.1-3

La manoseada frase “feliz y próspero año nuevo” tiene que ser evaluada a la luz de la Palabra de Dios que nos enseña a ser felices dando y dándonos, cada uno de nosotros, para servir al Señor bajo toda circunstancia por muy adversa que nos pudiera parecer. El trabajo en los intereses de la Obra de Dios es la única forma de prosperar, ser felices y vivir en una más que estimable continua bendición. El mejor “rito” que podremos hacer para empezar un año es trabajar para Dios todo el año. La felicidad viene cuando damos y nos damos en el servicio al Señor y su pueblo.

“Y me dijo: «No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; el que es impuro, sea impuro todavía; el que es justo, practique la justicia todavía, y el que es santo, santifíquese más todavía” Apoc.22.10-11

Comentarios

  1. ¨ La diferencia entre las cosas y las personas es que muchas cosas sirven para más cosas que muchas personas lamentablemente¨ Seamos útiles no supersticiosos.

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