¿Cómo empezamos a cambiar el mundo? (Segunda parte)
La lectura y la información, independientemente del soporte
físico que nos lo permitan, son los medios básicos de todo aprendizaje. Sin una
toma de conciencia precisa de lo que creemos que somos; de aquello que en
realidad somos y de lo que podríamos llegar a ser no estaremos preparados para cambiar
el mundo.
En nuestro ánimo está motivarte en primer lugar a leer la
Escritura en el idioma que mejor puedas comprender. Sin lectura no hay cultura
ni bíblica ni de ningún otro tipo. Ya hemos dicho que para adquirir conciencia,
responsabilidad y acción necesitamos el cambio interior de cada uno de nosotros.
En el momento que empezamos a adquirir conciencia para ser verdaderos agentes
de cambio vamos a darnos cuenta de que precisamos una base de conocimiento y a
la vez tener la capacidad de explicar a otros cómo cambiar el mundo. Nadie
piense que es una labor meramente intelectual o educativa. La prioridad es la
certeza interior de participar en un reto que implica un cambio en el estilo de
vida que llevamos.
El propósito que nos mueve es cambiar a nivel personal,
familiar y comunitario. Una vez que tenemos plena conciencia de lo que queremos
hacer hemos de buscar cómo cambiar el mundo desde nuestro propio mundo. Todas
las experiencias que hayamos vivido han formado nuestro carácter; la forma en
la cual vemos las cosas e incluso nuestra espiritualidad o la falta de ella.
En términos generales el objetivo está basado en la ayuda
mutua y en el compromiso con el Cielo de ser colaboradores de Dios para cambiar
el mundo. No estamos solos. Ya se nos ha dicho que Él estará con nosotros hasta
el fin del mundo. Un concepto que implica el fin de este sistema injusto en el
cual se ha convertido el mundo y que nosotros estamos comprometidos a cambiar.
Nunca el Cielo nos pedirá más de lo que podamos hacer, pero tampoco menos de lo
que seamos capaces de hacer. Para ser capaces hay que estar capacitados y esto
es también de vital importancia tenerlo en cuenta ¿Queremos capacitarnos o ya
nos creemos suficientemente capacitados? La capacitación del Cielo no acaba
nunca al igual que nuestro compromiso con Dios no tiene fecha de caducidad.
El bien común del prójimo incluye como es evidente a nuestra
propia familia junto con la comunidad de fe de la cual formamos parte ¿Podremos
encontrar un mayor propósito en la vida que servir al bien común de todos cuántos
nos rodean? Sin la menor duda que servir al bien común bajo la directriz del
Cielo es lo mejor que podemos hacer en esta vida y con expectativa añadida de
una vida futura.
"La capacitación del Cielo no acaba nunca al igual que nuestro compromiso con Dios no tiene fecha de caducidad"
Hoy llamamos a todos a emprender la más emocionante aventura
de la vida que es sanar este mundo por medio de la explicación luminosa que nos
muestra la Biblia. La Escritura, hasbará y tikun olam son conceptos indivisibles,
inseparables e indispensables para hacer frente común a la pandemia de
antisemitismo que el mundo está sufriendo. La única manera de reparar o sanar
el mundo, tikun olam, de la pandemia del antisemitismo es hacer una sincera,
profunda y continuada hasbará, por medio de la Escritura.
Toda pretensión de cambiar el mundo sin la directriz de la
Biblia está abocada al fracaso como la historia nos lleva demostrando desde que
el mundo es mundo. El encuentro con la realidad espiritual del ser humano está inspirado
desde el Cielo y plasmado en un soporte material desde que en el monte Sinaí le
fue entregado al Pueblo Hebreo, por medio de Moisés, lo que hoy hemos definido
como Mandamientos.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que
el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”
2ªTim.3.16-21
El libro más reproducido en el mundo, conocido como la
Biblia, pudiera ser el menos leído en comparación con los millones de volúmenes
publicados. Nuestra misión es también revertir esta estadística y promover la
lectura, el estudio y la reflexión de la Biblia. Por tanto, para empezar a cambiar el mundo
tenemos que cambiar los bajos índices de lectura de la Biblia empezando por
nosotros mismos ¿Cómo empezamos a cambiar el mundo? La respuesta es obvia.
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