Las dos caras de la moneda de Rosh Hashaná

En pocas horas entramos en los que tradicionalmente se han definido como los “Días Terribles” que se cuentan desde Rosh Hashaná hasta Iom Kipur.

Las dos caras de la moneda de Rosh Hashaná nos advierten por un lado de la alegría de empezar un año nuevo y por otro del enfrentamiento que previsiblemente tendremos con nosotros mismos. La incongruencia es uno de los hábitos más arraigados en la condición humana que nos ha llevado a decir orgullosamente lo que somos, pero hacer lamentablemente todo lo contrario. Los dichos y los hechos no son equiparables, así como las buenas intenciones y las honestas acciones no tienen nada que ver. Lo que nos define no es lo que decimos creer sino lo que solemos hacer.

Por lo general la mayoría tenemos monedas en el bolsillo que son un reflejo material del otro bolsillo espiritual en el que guardamos lo que anhelamos comprar y alcanzar. Unas monedas intangibles con las que compramos deseos, orgullos, vanagloria e incluso una falsa espiritualidad. En el transcurso de los años de vida las monedas, sean del tipo que sea, van perdiendo valor haciendo que cada vez podamos comprar menos con la misma cantidad de dinero.

La pobreza no es básicamente la carencia de medios materiales sino la carencia de valores morales y espirituales que como ya dijimos nos definen e identifican.

La más terrible pobreza es la que anida en el nombrado bolsillo espiritual del cual sin darnos cuenta sacamos una y otra vez monedas sin considerar en que lo estamos malgastando. En Rosh Hashaná se nos llama a hacer balance de lo que gastamos tanto en el plano material como en el espiritual. La alegría de muchos es tener más, pero aquel que es entendido de verdad se alegra en corregir su vida. El libro de los Proverbios nos avisa de forma clara de la dicotomía que tienen esas anteriormente nombradas monedas que manejamos a diario cuando se nos dice “La necedad es alegría al falto de entendimiento; más el hombre entendido endereza sus pasos”.

La necedad es para un cierto grupo de personas su diaria moneda de alegría con la cual consumen y se consumen sin considerar la necesidad de corregir su vida. En Rosh Hashaná se nos llama a cambiar los malos hábitos adquiridos en el año que estamos finalizando y a corregir todo dispendio emocional o espiritual en el cual hemos caído. El balance que el Cielo nos pide requiere evaluar lo que hemos hecho o dejado de hacer, analizar las pérdidas y administrar lo que tenemos para que produzca buenos resultados a nivel personal, familiar y comunitario.

Los necios solo se ocupan de su propia necedad no dándose cuenta de que todos formamos parte de una familia comunitaria. El egoísmo es un dislate del alma que amenaza la propia supervivencia de aquellos que solo piensan en ellos mismos. Las nombradas dos caras de Rosh Hashaná son un toque de atención a nuestra conciencia que precisa decidir qué vamos a hacer para corregir nuestra vida o si por otro lado vamos a continuar malgastando el maravilloso tiempo que el Cielo nos da para invertirlo en corregir lo deficiente empezando por nosotros mismos. Todo lo que no cambiemos antes de Iom Kipur empeorará inmediatamente después. Hazlo saber.

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