¿Cómo vencer la impaciencia en la carrera de la vida?

Unos de los obstáculos más importantes en la carrera de la vida es la impaciencia por llegar el primero sin considerar los otros muchos aspectos que implican poder ganar la carrera.

El objetivo de muchos es ganar sin importarles a quién tengan que pasar por encima para conseguir lo que quieren. La impaciencia es lo contrario a paciencia que es el elemento imprescindible para llegar a la meta propuesta. A modo de introducción ya hemos dicho que para empezar a quitar el peso emocional que nos deprime necesitamos tener buenos consejeros y consejos que salen exclusivamente de la Palabra de Dios. 

En segundo lugar, para quitarnos el asedio al que estamos sometidos es ponernos más serios con Dios, nuestra familia y con nuestra comunidad. Hoy nos hacemos la pregunta que nos sirve de título ¿Cómo vencer la impaciencia en la carrera de la vida? La regla de oro que tenemos como referencia está en el Libro de Hebreos.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” Heb.12.1

Muchos no llegan a la meta por perder la paciencia que se precisa para soportar los muchos obstáculos que podemos encontrar en el camino. En la carrera de la vida el objetivo es llegar a la meta y no llegar el primero ¿Acaso no han llegado a lo largo de la historia otros antes que nosotros a la meta final en la carrera de la vida? Muchos han llegado antes que nosotros y muchos serán los que lleguen después de nosotros. Lo importante es llegar y para eso hay que tener paciencia, perseverancia y esfuerzo sin perder de vista la razón por la cual estamos corriendo ¿Cuál es la razón por la cual estás corriendo la carrera de la vida? La respuesta de esta pregunta es determinante para poder llegar a la meta final.

La impaciencia es un obstáculo que bien lo podríamos definir como enemigo traicionero que también nos asedia para que corramos más de lo que deberíamos según las fuerzas que en realidad tenemos. Son muchos los que teóricamente se creen fuerte para soportar las pruebas, pero cuando están corriendo se impacientan y quieren hacer trampas tomando ciertos atajos. Los impacientes creen tener justificaciones para llegar los primeros sin considerar que están corriendo junto a otros muchos que necesitan de su ayuda para alcanzar la meta.

El personaje central del Libro de Job se hace una pregunta muy importante para los que están en la carrera de la vida ¿Cuál es mi fuerza para seguir esperando? ¿Cuál es mi fin para seguir teniendo paciencia? (Job 6.11). En algunas ocasiones perdemos la fuerza y motivación para seguir corriendo. No es un pecado perder fuerza, velocidad o motivación en todo caso el pecado sería dejar de ser ejemplo para los que están corriendo a nuestro lado. En el mismo Libro de Job tenemos la respuesta cuando Job se responde así mismo diciendo: El que sufre es consolado por su compañero, incluso aquel que abandona el temor del Omnipotente Job 6:14

La carrera de la vida no deja de ser una conjunción de alegrías, tristezas y sufrimientos que tenemos que sobrellevar con la mencionada paciencia. Una vez que entendemos que entre otras cosas vamos a sufrir tenemos que saber que otros también están sufriendo en la misma carrera que nosotros estamos corriendo. El que sufre solo puede ser consolado de forma efectiva, entiéndase animado, por alguien que está en su misma situación. Los que animan a otros a correr estando sentados cómodamente y con un refresco en la mano desde la tribuna de espectadores nunca podrán ser buenos motivadores de los que sufren corriendo. 

"El que sufre solo puede ser consolado por su compañero de carrera"

En la carrera de la vida podemos perder temporalmente la voluntad para correr o la motivación, pero lo peor que nos puede pasar es que perdamos la fe en Dios. Los buenos compañeros son los que están a nuestro lado en todo momento de la carrera incluso aún cuando llegáramos a perder la fe y el temor de Dios ¿Cuántos compañeros en la carrera de la vida has visto que han perdido la fe y han parado de correr o incluso han salido del camino trazado? La responsabilidad que tenemos es ser ejemplos de paciencia para cuantos corren a nuestro lado que van desde nuestro cónyuge, hijos, nietos familiares en general, amigos, y los mencionados compañeros. 

Por otro lado, también están aquellos que hace poco empezaron la carrera y que son tal vez los que más necesitan la motivación del buen ejemplo de los que llevan más tiempo en la carrera. Por eso insistimos en que solo el que sufre puede ser consolado por aquellos que también están en la misma carrera.

El ejemplo es el mejor entrenamiento para motivarnos y a la vez motivar a otros a tener paciencia todo el tiempo que dura la carrera. Los impacientes son todo menos ejemplo a los demás. No te fijes en la impaciencia de aquellos que solo quieren llegar los primeros. En los que debemos fijarnos es en aquellos que llevan años en la carrera y no han dejado de hacer lo que debían con toda paciencia y esfuerzo. 

La responsabilidad que tenemos es amonestar a los que no corren o peor aún los que estorban a otros impidiéndoles correr. Los peores obstáculos no son los propios de una carrera sino aquellos que no queriendo correr quieren impedir a otros que emprendan la carrera o que dejen de correr los que ya la iniciaron.

La amonestación a los ociosos que no hacen nada, valga la redundancia, es parte de nuestro esfuerzo en la carrera. Por otro lado, están los que tienen poco ánimo que precisan de una constante motivación para que sigan adelante y también están los débiles que aun queriendo correr no tienen tantas fuerzas como otros y precisan que los sostengamos para seguir adelante ¿En qué grupo podríamos estar nosotros o hemos estado en algún momento de nuestra vida? En algún momento pudiéramos ser de aquellos que no hacen nada, ociosos de la vida, y que solo están viendo como otros corren criticándoles encima.

“También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos” 1Tes.5.14

Los que no hacen nada por los demás suelen ser los que más molestan a los que hacen lo que pueden y deben por otros. El amonestarlos con paciencia debe ser también parte del ejemplo que tenemos que dar. El incomodar la conciencia de otros tiene que ser una prioridad en nuestra vida sin pretender tener la razón en todo, pero si la razón para amonestar a los que no hacen nada y como ya hemos dicho encima estorban a los que intentan hacer algo por ellos mismos o por otros.

La paciencia no está reñida con la firmeza de exponer lo que debemos defender y a quiénes debemos defender. El ejemplo es ser buen compañero estando al lado con los que sufren animándolos a seguir corriendo y hacer lo que debemos siendo ejemplo en palabras y en hechos. El alentar a los demás es parte vital de la forma en que tenemos que vivir. Si corremos no es para destacar sino para alentar a otros a continuar corriendo. Si corremos es para que otros se animen a correr a nuestro lado. Si corremos es para alentar a los más débiles que son aquellos que les cuesta empezar a correr. Si corremos es para hacerlo con paciencia con todos los compañeros de la carrera de la vida. 

No debemos olvidar que en algún momento nosotros también fuimos ociosos e incluso impedimos que otros hicieran algo bueno. Tal vez también estuvimos desalentados y desalentamos a otros. Tal vez en algún momento fuimos débiles y quisimos dejar de correr, pero alguien con un buen ejemplo nos ayudó a continuar y esforzarnos por nuestro propio bien y el de nuestra familia.

En todos los casos si hemos llegado hasta aquí debemos seguir corriendo con paciencia y siendo pacientes para con todos en la carrera de la vida dando ejemplos para tan grande nube de personas que nos están observando. La carrera de la vida precisa correrla sin peso, sea del tipo que sea, y especialmente sin el peso del pecado que siempre nos estará asediando para que dejemos de correr. 

La paciencia es el entrenamiento más eficaz para llegar al final de la meta y recibir el premio que nos espera si terminamos lo que empezamos. La razón por la cual estás corriendo la carrera de la vida tienen que ver con amonestar, alentar, sostener y ser pacientes con los compañeros de carrera y llevar con honor el dorsal que nos identifica como inscritos en la carrera más trascendente en la cual podemos correr, en otras palabras, la carrera de la vida.

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