El valor del maestro en la escuela y en la casa
En la escuela el valor del maestro depende de los buenos valores éticos, morales o religiosos que tenga y no de los conocimientos que imparta. No confundamos el valor de un maestro con los valores que pueda o no pueda tener para educar a los niños.
El maestro es un ejemplo para los niños a los cuales enseña y un referente que motiva al bien o al mal. Los niños suelen pasar más horas con el maestro de la escuela que con sus propios padres. La influencia que reciben del entorno escolar durante la etapa del crecimiento emocional de los niños y jóvenes es mucho mayor que la influencia que reciben de los padres o de la familia en general ¿No deberíamos tener muy en cuenta el tiempo que nuestros hijos pasan en el entorno escolar en comparación con el tiempo que pasan en el contexto familiar? En la práctica nos están quitando la oportunidad de enseñar a nuestros hijos en el contexto de la casa.
Los niños no pueden pasar un promedio de ocho horas en la
escuela, incluido el tiempo de la comida, y después pensar que estarán
dispuestos a ser enseñados en el contexto familiar. No estamos hablando de
reproducir la escuela en la casa sino justamente lo contrario de reproducir la
casa en el contexto de la escuela ¿No es esto una utopía? Claro que lo es
mientras dejemos que la escuela se apropie del tiempo que nuestros hijos tienen
para aprender y seamos relegados a meros proveedores de las necesidades
materiales de nuestros hijos.
La responsabilidad de proveer en el plano material de las
necesidades de nuestros hijos no puede ser considerada menor, pero esto no
significa que podamos y debamos tener mayor responsabilidad en proveer también
de sus necesidades emocionales e intelectuales.
Los niños no pueden pasar la mayor parte del día aprendiendo
cosas teóricamente útiles y después pretender que sigan aprendiendo más en el
contexto de la familia. Las limitaciones de los seres humanos a concentrarse en
una cierta tarea de aprendizaje, intelectual o práctica, nos impide crecer y
madurar adecuadamente bajo una excesiva presión por saber más.
Los maestros no solo son los que están en la escuela sino también
los que enseñan en el entorno familiar que es el único en el cual la evaluación
puede ser realmente objetiva. Los maestros tratan de enseñar a un grupo
multiforme social y culturalmente hablando. En una clase promedio de entre
quince o veinte alumnos el maestro no puede distinguir las necesidades de cada uno
de los niños por mucho que se esfuerce. Solo en el contexto de la familia el
niño puede ser instruido de una forma personalizada acorde a sus necesidades
intelectuales y a su nivel emocional. Todos los niños no aprenden las mismas
cosas al mismo ritmo. La comprensión de una cierta lección no es la misma en
toda la clase a la vez.
La familia que educa a sus hijos puede hacer que el nivel de compresión esté más equilibrado dado que es una instrucción personalizada. Los padres son los verdaderos maestros de sus propios hijos siempre que tengan el tiempo y la formación para instruirlos en la buena dirección.
El valor del
maestro en la escuela y en la casa no pueden minimizarse ¿Qué valores deberían
tener los docentes que enseñan en los colegios? Los mismos que deberían tener los
padres en la casa siendo corresponsables de la mayor oportunidad maravillosa que
como seres humanos se nos ha concedido que es enseñar a los niños a ser buenas
personas que se preocupan por los demás y por el entorno en donde viven.
Los valores éticos, morales o religiosos que tenga el
maestro serán determinantes en la formación integral de nuestros hijos. No podemos
dejar en manos de los gobiernos la formación de nuestros hijos sin intervenir en
su proceso educativo de una forma determinante y preferente. Los maestros de la
escuela deberían estar conscientes que colaboran con la familia en la formación
de los niños y viceversa.
Los maestros colaboran con los padres, pero no son los padres de los niños y por tanto tienen que estar supervisados por las familias. No es suficiente con formar parte del “club de padres del colegio” que son una mera representación teórica de las familias, pero sin decisión legal a intervenir en la marcha educativa de la escuela.
Nuestros hijos son nuestra
responsabilidad la cual compartimos con el colegio. Los hijos no son del estado
son nuestros y delante de Dios somos los únicos responsables de su formación.
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